martes, octubre 1

Por la crisis, el desinterés de la sociedad por la política es cada vez más grande

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Nota extraída de TN por Carlos Pagni

¿De qué hablan los políticos? En general, no hablan de los ciudadanos, hablan de ellos mismos. Hay una especie de egocentrismo, de narcisismo, donde el producto son ellos. Han dejado, hace mucho tiempo, de hablar de nuestra vida cotidiana y de los problemas que tenemos. 14 junio, 2023

La proliferación de candidatos poco convencionales, con una expresividad distinta, con una instalación desde otros lugares de la política, está relacionada con el malestar que genera la política convencional en muchísima gente. Cada vez, en más gente.

Esto se está expresando en las distintas elecciones que estamos viendo en las provincias y ya tuvimos una experiencia en las elecciones del 2021, las primarias y las generales, que fueron las de mayor nivel de abstención de la historia de la democracia, desde 1983. Más que el 2001. Y empezamos a ver estos fenómenos en las provincias en estos días, por ejemplo, el domingo pasado, con los altos niveles de abstención en Mendoza, y lo mismo en los niveles de abstención en Corrientes.

Más allá de las aclaraciones que hacen las autoridades de que en los escrutinios provisorios no está bien tomado el número de votantes, el fenómeno se repite. Hay un retiro de la gente respecto de la política, hay un desinterés que se manifiesta, inclusive, en las dificultades que tienen hoy los encuestadores para recabar la opinión del público porque la gente no quiere hablar de política.

¿A qué se debe esto? Vamos a ensayar algunas hipótesis que nos permiten, al pensar el problema, mirar mejor el fenómeno. Primero, obviamente hay un malestar económico muy marcado por una crisis que no solo es profunda, sino muy duradera.

Un chico de 20 años que tenga memoria política desde hace 10 años en la Argentina, nunca vio crecer al país. Las noticias de la economía, para los jóvenes -y, obviamente, también para los grandes-, han sido malas en los últimos años. Dentro de ese problema que es el malestar económico, que determina que la gente dice “la política me está dando muy malas prestaciones”, hay un fenómeno principal, la inflación. ¿Por qué? Porque la inflación produce el deterioro del salario, y daría la impresión de que, entre todas las motivaciones que tiene uno para votar, la más importante es el poder adquisitivo del salario. Si se deteriora, produce muchísimo enojo, produce este rechazo a la política que estamos viendo en todas las elecciones.

Segundo fenómeno. Esta es una idea que hace algunos años, no tantos, se la escuché a Marcos Peña, el jefe de Gabinete de Macri, que es un estudioso del fenómeno de los métodos de la política. Y el señalaba, y sigue señalando, cuán atrasada está la política respecto de otras actividades en relación con la vida diaria concreta de todos nosotros. Por ejemplo, todo el mundo ya se maneja con cualquier institución, el consumo, comprar en supermercados, conseguir una consulta, a través de aplicaciones, del teléfono. El teléfono es el lugar de la vida. Para votar, hay que hacer una cola, ir con una papeleta, ni siquiera como en otros países. En estados Unidos, se puede votar por correo. La política, en sus métodos, produce un alejamiento, distancia, requeriría de una gran actualización, de una gran modernización metodológica de sistema.

Hay un tercer tema que también nos hace dudar de la capacidad de los políticos para acercarse con la gente. ¿De qué hablan? Cuando uno mira la televisión, las propagandas, mira las redes, ¿de qué habla un político? En general, no nos hablan de nosotros, nos hablan de ellos mismos. Hay una especie de egocentrismo, de narcisismo, donde el producto son ellos. Han dejado, hace mucho tiempo, de hablar de nuestra vida cotidiana, de los problemas que tenemos, que son bastante intrincados, como se ve en todas las encuestas. Y no hace falta mirar encuestas, hace falta nada más que ir al supermercado o tener algún episodio de inseguridad en la noche en Buenos Aires o el Gran Buenos Aires, o cualquier conurbano del país.

Tres factores que nos explican un problema, y ese problema es que, a 40 años de la restauración democrática, a 22 años del “que se vayan todos”, la política, la democracia, están presentando ciertos rasgos de desapego de la gente que, después, repercuten en la falta de autoridad de los gobiernos para hacer las reformas que hay que hacer, a ver si as{i vivimos un poco mejor.