A casi 10 días del lamentable incendio del Mercado San Miguel, las puertas siguen cerradas y van a seguir así por largo tiempo. Mientras tanto, y a la vista de todos, los puesteros exhiben sus productos en las veredas generando un caos al momento de circular por la zona y hasta ponen su propia vida en riesgo. 

Lo poco que pudieron rescatar o que tenían en casa, comenzaron a venderlo en las veredas de calle Ituzaingó. Esto genera un caos al momento de circular tanto por la vereda, lo que es casi imposible, y por la calle donde todo es un descontrol. Se puede ver cómo colgaron mercadería de cables, sus sillas en la calle por donde circulan a diario cientos de colectivos y automóviles, y hasta venden productos alimenticios, sin la mínima norma de higiene.

Para ellos, vale todo. 

Los trabajadores están en condiciones precarias, y parece que esa es la solución que les dio la administración a cargo de José Muratore. Si bien la limpeza avanza en la zona afectada, son los mismos trabajadores los que están poniendo al hombro, pero es sabido que eso no se va a habilitar en el corto plazo. 

Mientras tanto se pueden ver veredas colmadas, con mercadería dispuesta de cualquier forma, con muy precarias condiciones de seguridad y la posibilidad que alguna persona pueda resultar herida.