A través de un programa que utilizan los astrónomos para mejorar la claridad de las fotos, Saunders estuvo horas trabajando, ajustando la saturación y el contraste, iluminándola y oscureciéndola -a veces solo unos pocos píxeles a la vez- hasta al fin dar con el rostro sonriente del astronauta, que capturó desde su cámara Neil Armstrong.
El fotógrafo precisó que, aunque fue «el primero en hacerlo», realmente «esto no es tan técnico», ya que solo usó «equipos de procesamiento de fotos y dedicación».
Saunders ya había utilizado sus habilidades de edición en otras imágenes de la Apolo 11, como cuando combinó tres cuadros de una grabación de la NASA para obtener una imagen clara del rostro de Neil Armstrong momentos después de pisar el satélite natural de la Tierra.