Francisco dio un fuerte apoyo a la mandataria Zuzana Caputova, una abogada ambientalista opuesta a los líderes conservadores cristianos de la región como el húngaro Viktor Orban.
El papa Francisco pidió hoy desde
Eslovaquia que el cristianismo no se transforme en «un símbolo político»
en su tercer día de actividades en el país como parte de una gira que
también incluyó Budapest y en la que el pontífice muestra su rechazó a
la instrumentación de la religión por parte de algunos líderes
centroeuropeos conservadores.
«No reduzcamos la cruz a un objeto de
devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia
religiosa y social», pidió hoy el pontífice al celebrar en Presov, en el
este del país, la Divina Liturgia con el rito bizantino, una
celebración típica de una de las ramas del catolicismo más presentes a
nivel local.
La visita del Papa a Eslovaquia se realizó en el marco
de una gira de cuatro días, tras haber estado menos de siete horas en
Budapest, y significa fuerte apoyo a la mandataria Zuzana Caputova, una
abogada ambientalista opuesta a los líderes conservadores cristianos de
la región como el húngaro Viktor Orban.
Tanto Orban como su aliado
italiano Matteo Salvini, otro referente de la derecha continental, se
muestran a menudo con crucifijos y cruces como forma de ratificar su
creencia en las «raíces cristianas» europeas, que manipulan para
justificar sus posturas antiinmigrantes y homofóbicas.
«El testigo
que tiene la cruz en el corazón y no solamente en el cuello no ve a
nadie como enemigo, sino que ve a todos como hermanos y hermanas por los
que Jesús ha dado la vida», agregó hoy el pontífice.
En ese marco,
el reclamo de este martes se lee en continuidad con la crítica que Jorge
Bergoglio hizo ayer en Eslovaquia contra «las manipulaciones que
instrumentalizan la religión».
Durante la celebración de este martes
con más de 40.0000 personas en la explanada del palacio deportivo
comunal, el Papa recordó además a los «mártires» perseguidos durante la
época del régimen comunista en el país.
«Pienso en los mártires, que
testimoniaron el amor de Cristo en tiempos muy difíciles de esta nación,
cuando todo aconsejaba callar, resguardarse, no profesar la fe. Pero no
podían dejar de dar testimonio. ¡Cuántas personas generosas aquí en
Eslovaquia sufrieron y murieron a causa del nombre de Jesús!», lamentó
el Papa.
Cerca de 117.000 católicos profesan el rito bizantino en
Presov, la tercera ciudad del país, a la que que el entonces Papa Juan
Pablo II consideró en 1995 durante su visita como un lugar de encuentro
«entre Oriente y Occidente».
«El este de Eslovaquia es una zona
geográfica en la que coexisten desde hace siglos los católicos de rito
latino y bizantino y en la que, avanzando hacia el este, en dirección a
Ucrania, la presencia del cristianismo ortodoxo es también muy fuerte»,
explicó en diálogo con la prensa que acompaña al papa en el viaje el
sacerdote Marko Durlák, sacerdote de la archieparquía greco-católica de
Presov, encargado del aspecto litúrgico de la celebración del rito
bizantino.
La liturgia en rito bizantino presidida por el Papa se
diferencia de la tradicional celebración católica por la «diversidad
exterior que se manifiesta en la forma en que se desarrollan las dos
partes de la liturgia: hay diferentes ornamentos, diferentes colores»,
según explicó Durlák.
«En el Oriente cristiano, el pan con levadura y
el vino tinto se utilizan comúnmente para la Eucaristía; hay diferentes
himnos, diferentes melodías … Todo ello se debe al contexto histórico
y cultural en el que nacieron estos diferentes ritos», explicó el
sacerdote.
La Iglesia católica de rito latino, o greco-católica, fue
prohibida en la entonces Checoslovaquia en 1950 y pudo reiniciar su
actividad recién en 1968, en los años posteriores a la denominada
«Primavera de Praga».
Para la celebración en Presov, uno de los
eventos multitudinarios de la gira eslovaca, el Gobierno dispuso en una
primera etapa el acceso exclusivo a personas vacunadas, aunque luego lo
amplió también a las recuperadas de coronavirus o con un test negativo,
los mismos requisitos vigentes en Italia para obtener el denominado
«pase verde».
Las personas recuperadas o con un test negativo, indicó a Télam el director de comunicación de la visita a Presov Lubos Pavlisinovic, tuvieron asignado un sector especial y separado de las ya inmunizadas.
En ese marco, una de las voluntarias que escaseaba los códigos QR en los accesos, Martina Copakova, destacó a Télám que la mayoría de la gente llego con la resignación hecha y que hubo pocos casos de personas que debieron retirarse antes de entrar al predio, que abrió sus puerta a las dos de la mañana.
La celebración de Presov fue la primera actividad de una jornada en la que Francisco también visitará un barrio gitano y se reunirá con jóvenes eslavos en la ciudad de Kosice, la segunda más grande del país.
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12 noviembre, 2024