viernes, abril 26

Como en la fábula de Esopo, Cristina Kirchner mostró el aguijón

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Nota dde El Cronista. por Débora Plager.

Como en la fábula de Esopo, Cristina Kirchner aseguraba que el cruce con Alberto Fernández era una garantía de moderación.


Como en la fábula de Esopo, Cristina Kirchner mostró el aguijón

Está en su naturaleza, esa es la razón que explica por qué el escorpión mordió a la rana cuando cruzaban el río.

Como en la fábula de Esopo, Cristina Kirchner aseguraba que el cruce con Alberto Fernández era una garantía de moderación. Sin embargo, a tan sólo seis meses de su retorno al poder, Cristina Kirchner volvió a mostrar el aguijón. Las dudas se disiparon antes de lo previsto. La decisión de intervenir y estatizar la empresa Vicentin expuso los planes de un sector del Gobierno que responde a la actual vicepresidenta.

“No vamos a cometer el error político de 2008 con la 125, pelearnos con los chacareros, ahora vamos por los de arriba”- La frase se le atribuye al actual Procurador del Tesoro Carlos Zannini. Quien fuera secretario Legal y Técnico durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Verdadero cerebro jurídico desde que gobernaba Néstor la provincia de Santa Cruz.

Cristina Kirchner aceleró porque cree que la profundización de la crisis económica tras el paso del coronavirus dejará al oficialismo en malas condiciones para encarar las elecciones de medio término. En ese marco, y previendo que la nueva composición del Congreso le complique sus planes, tiene que apurar el paso.

Quienes recorren el Instituto Patria aseguran que Cristina Kirchner no pretende sustituir a Alberto. No necesita jugar esa carta. Ella quiere cerrar su situación judicial y la de sus hijos. Limpiar la historia de su pasado y constituir una vía heredera. Trasladar su ideario generacional.

Para ello se aseguró los principales resortes del poder. Maneja el Legislativo, el Judicial a través del secretario de Justicia Juan Martín Mena, la provincia de Buenos Aires, ANSeS, PAMI, AFIP, UIF, YPF y el Consejo de la Magistratura.

La elección del próximo procurador general de la Nación avanza a paso firme. Será el juez Daniel Rafecas, como quiere Cristina Kirchner. La foto De Miguel Ángel Pichetto con Sergio Massa oficializando su candidatura como Auditor General de la Nación es la garantía.

El paso siguiente será devolver a la órbita de la Procuración la oficina de escuchas judiciales que durante el gobierno de Mauricio Macri fueron transferidas a la Corte Suprema de Justicia. En paralelo a la reforma judicial que impulsa el Poder Ejecutivo, la vicepresidenta pretende la ampliación de los miembros que integran el máximo tribunal.

La discusión parlamentaria por el tema Vicentin va a ser áspera. En el Senado, que maneja Cristina Kirchner, tiene holgada mayoría el oficialismo. Por ello la semana que viene el Ejecutivo enviará el DNU de intervención de la empresa Vicentin para que sea convalidado por la Cámara alta sin mayores inconvenientes. Para aprobar el decreto no necesita la ratificación de Diputados.

Distinto es el caso de la ley que avale la expropiación que sí requiere la aprobación de la dos cámaras del Congreso. En Diputados, al oficialismo no le será fácil conseguir el quórum. Le faltan 11 para los 129, ya que José Ignacio de Mendiguren está de licencia. El bloque tiene la indiscutida conducción política de Máximo Kirchner.

Una anécdota resume la preeminencia de Máximo. Se desarrollaba la reunión de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham). Al llegar el diputado Eduardo Valdez les dijo a sus anfitriones: “Yo vine porque me autorizo el presidente de mi bloque Máximo Kirchner”.

Los empresarios miran con preocupación el tema Vicentin, muchos han desistido de pedir la asistencia del Estado para pagar sueldos. Temen quedar presos de futuras maniobras para hacerse de sus empresas por parte del Gobierno. La decisión de la aerolínea Latam de irse de la Argentina y la fallida negociación por la deuda agudizan esos temores.

En ese contexto se discutirá en el parlamento la ley para regular el teletrabajo en la Argentina. Lo que no pudo el ex Ministro de Trabajo Alberto Flamarique, lo logrará la pandemia. La oposición, en tanto, intenta ver dónde queda parada en este contexto excepcional que impuso el Covid-19.

Con tanta mala suerte que organizan una reunión secreta, se les mete el virus y los descubre a todos. Una mención aparte merece el encuentro de Emilio Monzó y María Eugenia Vidal después de años difíciles. Tratando de desdramatizar un poco, quienes conocen ese tenso vínculo le decían: “Emilio, terminaste con un hisopo hasta la garganta después del almuerzo, te hicieron pagar caro”.

Como en el mito del eterno retorno nadie descarta que Mauricio Macri vaya a ser candidato a diputado el año que viene. Si bien quienes más lo conocen dicen que carece del fuego sagrado de la política, saben que es la candidatura o la cárcel, tal como sucedió con Cristina Kirchner. Cristina va a cobrarse todo lo que le deben, hasta una factura impaga del centro de estudiantes.

Para ello necesita de Alberto Fernández. Ella considera que Alberto es lo que fue: un gran operador político, que hace un año paseaba un perro y ahora es Presidente de la Argentina. Vale para ambos: está en su naturaleza.