Cuidemos a Alberto

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Humor Polìtico, nota extraída de Clarín por Alejandro Borensztein

No nos podemos dar el lujo de que se nos caiga Alberto. Mejor tener en la Rosada a uno que vende autos y no a uno que los roba.

Para los que no la tienen muy clara, lo que se conmemoró el jueves pasado en el Estadio Único de La Plata fueron los 50 años del día en que Perón volvió a la Argentina, después de 17 años de exilio y proscripción. Linda excusa para un recital de Cristina.

Aquella lluviosa mañana de 1972 no hubo una masiva manifestación en Ezeiza, como mucha gente cree, porque al General Lanusse, entonces presidente de facto, no le divertía que los peronistas hicieran esas cosas. En realidad, no le divertía los peronistas. Bastante que permitió que el avión aterrizara sin bajarlo de un cañonazo.

La foto emblemática de ese primer retorno histórico es la de José Ignacio Rucci llevando el paraguas para proteger a Perón de la lluvia cuando bajaba del avión. Tarea difícil porque el General era grandote y Rucci era más bien bajito. Leal pero retacón.

La emblemática foto del  17 de noviembre de 1972. Recién llegado a Ezeiza, Perón bajo el paraguas de José Ignacio Rucci.

La emblemática foto del 17 de noviembre de 1972. Recién llegado a Ezeiza, Perón bajo el paraguas de José Ignacio Rucci.

Lo curioso de esta conmemoración es que, diez meses después, Rucci sería asesinado por aquellos a quienes hoy el kirchnerismo reivindica como “la juventud maravillosa”. Cuando Cristina franelea a la militancia suelen entonar el hit “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”. Es muy posible que lo canten sin tener la menor idea de lo que pasó en aquellos años así como tampoco entienden mucho de lo que pasa ahora. Mejor no pensemos lo que diría Perón si los viera.

Durante la cuatro semanas que duró la visita, el General vivió en la casa de la calle Gaspar Campos en Vicente López, donde lo visitaba la dirigencia política y lo vivaban a diario los militantes que allí se juntaban. Fueron jornadas festivas y sin violencia. De todos modos, a los custodios de aquella época no se les hubiera colado ningún copito.

Acá es importante no confundir aquel regreso del 72 con la segunda y definitiva vuelta de Perón, el 20 de junio de 1973, ya con Cámpora como presidente. Ahí sí se organizó un multitudinario e inolvidable acto en la Riccheri en Ezeiza que debió suspenderse por disturbios en la tribuna, dicho de manera delicada.

Pugnando por ver quien se ubicaba delante del escenario donde iba a estar Perón, la izquierda y la derecha peronista se agarraron a los tiros. Montoneros intentaba copar al grito de “que pasa General, la Patria es socialista y ahora la quieren cambiar” a lo que la derecha peronista contestaba: “duro, duro, duro, la Patria socialista se la meten en el culo”. Meses después, el cantito Montonero mejoraría con el famoso “que pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular”. Hay que reconocer que, a la hora de los jingles, los peronistas son los mejores.

Canto va, canto viene, los muchachos de la CGT se enojaron con los de Firmenich, Vaca Narvaja, Galimberti y demás humanistas y, a la cuenta de tres, desenfundaron. Verbitsky dice que solo hubo 13 muertos. El historiador Félix Luna amplía la cifra a más de cien.

En cualquier caso, este episodio fue solo el preludio de lo que ocurriría más tarde. La foto emblemática de aquella fiestita es la de los jefes de la derecha peronista agitando sus fusiles desde el palco, con el Coronel Osinde a la cabeza y Norma Kennedy. Si amigo lector, hubo un Kennedy en el peronismo. No habrá tenido el glamour de John Fitzgerald, pero ahí estaba. Cosas raras que pasaban con estos muchachos.

Hay otra foto menos conocida en la que se ve a los músicos de la orquesta agachados en el piso protegiéndose de la balas. Siempre me llamó la atención la imagen de uno que estaba parapetado detrás del contrabajo, como si eso fuera a salvarlo de algo.

Mire si habrá sido grande el quilombo que el avión del General terminó aterrizando en la base aérea de Morón. Creo que si le daban a elegir, ese mismo día Perón se volvía a España.

¿Para que sirve recordar esto? Como siempre para desmitificar relatos, pero también para calmar a los que el jueves se indignaron por el patético espectáculo de Máximo subido al paravalanchas. Lo de Máximo no es nada comparado con aquellas imágenes del pasado. Tan solo un millonario en bermudas intentando inútilmente hacerse el canchero.

El diputado Máximo Kirchner y la intendenta Mayra Mendoza parados en el para avalancha. Foto captura de TV

El diputado Máximo Kirchner y la intendenta Mayra Mendoza parados en el para avalancha. Foto captura de TV

No vale la pena detenerse en el recital de Cristina. Repitió sus grandes éxitos: denunciar medios, cuestionar la independencia de la justicia, desentenderse de las privatizaciones peronistas de los 90 en las que Ella misma participó, hacer como si este no fuera su gobierno, pasar por alto que fue Ella la que en 2008 nos devolvió la inflación que había sido erradicada en 1992, falsificar datos y exagerar la entonación para darlos como ciertos, en fin, nada nuevo. Lo del jueves no tuvo ningún valor político. Simplemente Ella no quiso ser menos que Coldplay. Punto.

Dicho todo esto, vamos a lo realmente importante. Corresponde, y es de buena gente, hacer un sincero pedido de disculpas. Uno toma verdadera conciencia del peligro cuando lo enfrenta. Te puede pasar en un avión, en un barco o en un gobierno. Y esta vez, todos vimos de cerca el precipicio. Una hemorragia estomacal no es chiste y, ante los hechos, quedó claro el riesgo que estamos corriendo. La ley de Oro Kirchnerista es infalible y, si algo malo pasara, es obvio que todo sería peor. Amigos, cuidemos lo que tenemos, tratémoslo con cariño porque la alternativa es tremenda.

De hecho, bastó que el querido Alberto fuera internado cuatro horas en Bali para que Cristina tome carrera y se subleve contra la Corte Suprema. Si lo internaban dos días, te cerraba Tribunales. Seamos claros: no nos podemos dar el lujo de que se nos caiga Alberto. Mejor tener en la Rosada a uno que vende autos y no a uno que los roba.

Por eso querido Presidente (ya vamos sacando comillas y poniendo mayúscula), a partir de ahora vamos a cuidarte. Todos queremos que llegues a diciembre de 2023. Vivo.

Durante mucho tiempo sostuvimos, desde esta página, la idea de que Ella te había designado como candidato para después poder humillarte por todas las barbaridades que le dijiste durante diez años. Ahora está claro que el plan era mucho peor que humillarte.

Los medios informaron que Cristina llamó a Bali para consultar sobre tu salud. No te quiero asustar pero Ella no llamó para ver si habías mejorado, sino para ver si ya podía ir organizando funerales. Es así macho. Asumí la realidad y cuidate. Te necesitamos sano.

No le des bola, no te dejes apretar. Bloqueala en el Whatsapp o dale el celu a otro para que la atienda. No digo Cerruti porque la va a irritar más pero se lo podés pasar a Cafiero y que se arregle. De paso justifica el sueldo.

También podés cambiar de mail o poner el mensaje “I will be out of the office until December 10th, 2023” (ponelo en inglés que total no entiende).

Está claro que todo el Instituto Patria está conspirando. Cada dirigente de La Cámpora tiene un muñequito con tu cara llena de alfileres. Seguro que los reparte el Cuervo Larroque, que debe tener la casa llena. Te están haciendo un ritual de Vudu Haitiano.

Por eso, desde acá vamos a ayudarte para que la agresión y el destrato de la dueña de tus votos no te mate de un disgusto. Hay que cuidarte como nunca, hermano. A partir de hoy no más presidente entre comillas, no más chistes con lo del topo infiltrado, no más Rolo Puente. Ni yo ni nadie. Desde ahora, todos bancando. Mañana mismo le aviso a Lanata, a Feinmann, a Jony Viale, a Nelson Castro, a Fernández Díaz, a los Leuco, a los Wiñazki, etc. (vos pasame la lista que yo me ocupo).

Aguantá campeón. Hacé la plancha. Comé sano. No labures (igual no estabas laburando mucho que digamos). Tomátelo con calma. Comprate los libros de Chopra. Agarrá la viola. Empezá a hacer meditación. No sé, fijate.

Hacelo por vos, por nosotros y por todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino.