Tras una semana marcada por la tensión cambiaria y el ruido político, el titular del Palacio de Hacienda apuesta a conseguir destrabar fondos y modificar las metas del acuerdo con el Fondo. Envió su primer mensaje después de que Alberto Fernández decidiera dar de baja su reelección.

Lejos de cerrar una semana marcada por la turbulencia cambiaria y el ruido político, la decisión de Alberto Fernández de dar de baja su reelección presidencial abrió un nuevo capítulo para un año donde las decisiones políticas y económicas se fusionarán unas con otras.

El dólar blue subió $42 esta semana, tras quebrar la barrera psicológica de los $400 y cerró el viernes en $442. Los analistas advertían sobre varios factores para explicar la aceleración cambiaria, especialmente el atraso de los dólares en relación con la inflación –que el viernes pasado había tocado su pico máximo durante la gestión del Frente de Todos-, pero la escalada sucedió mientras circulaban distintos rumores, entre ellos, que el ministro de Economía podría dejar su cargo.

Luego trascendió que el ahora exjefe de asesores del Presidente, Antonio Aracre, le había llevado una propuesta al mandatario para resolver la crisis económica. Alberto Fernández le pidió que dialogue con Sergio Massa, pero el plan llegó antes a manos de los periodistas.

El ministro estalló en furia y desde su entorno alegaban que la disparada de los dólares respondía a la incertidumbre que generaría su posible salida e insistían en que las versiones provenían de la Casa Rosada. “Instalaron el ruido de la salida de Massa y la entrada de Aracre y el mercado reaccionó”, intentaban justificar. Finalmente, el martes, Aracre presentó su renuncia “para desactivar cualquier operación tendiente a intranquilizar a los mercados”.

Sin conseguir frenar el alza de la cotización de los dólares paralelos, el jueves Alberto Fernández y Sergio Massa se vieron en Olivos. Se sacaron una foto en la que el mandatario lo toma por el hombro y el ministro, celular en mano, mira para otro lado.

Después de ese encuentro, Massa visitó el Congreso. Se reunió allí con la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, y Máximo Kirchner. Hablaron de la salida de Aracre y la suba del dólar blue. En paralelo, el ministro se comunicaba con varias personas de su equipo. “Estaba caliente… Está caliente”, admitía uno de sus colaboradores más cercanos. Y se quejaba: “Parece que hay que cuidarse más de los tuyos que del mercado”.

Una advertencia de Cristina Kirchner

En los últimos días, Massa también conversó con Cristina Kirchner. Quienes la acompañan dicen que ambos dialogan asiduamente, “cada día por medio”, y que en sus últimas charlas no hablaron del cruce con la Casa Rosada, sino de la economía.

En la charla, la Vicepresidenta le advirtió sobre el dólar agro, con la que el ministro busca impulsar la liquidación de divisas de los exportadores y conseguir unos US$5000 millones del complejo sojero y unos US$4000 millones de las economías regionales para robustecer las reservas del BCRA.

Pero la iniciativa no logra motorizar las ventas de soja y se agudiza la incertidumbre sobre la posibilidad de que se pueda alcanzar el objetivo esperado por el Gobierno. “Yo te dije que te iban a cagar los del campo”, le habría dicho Cristina Kirchner. Aunque el respaldo del kirchnerismo no se quebró, tampoco está definido el apoyo total a la candidatura del ministro. “Todavía tiene que mostrar algunos números”, desafían en La Cámpora.

Foco en la negociación con el FMI

Ya con la candidatura de Alberto Fernández descartada, ahora el ministro de Economía concentra sus esfuerzos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional para cerrar la llamada “reconfiguración” del acuerdo. En privado, esa es una de sus cartas seguras. “Yo logré lo que nadie logró en la historia del FMI”, suele defender.

Tal como adelantó TN, en Economía estiman un debate de tres semanas con los técnicos del organismo, que podría incluir un viaje del titular del Palacio de Hacienda a Washington para el último tramo del debate. Las alternativas que se encuentran en la mesa de discusión van desde un cambio de metas hasta la posibilidad de adelantar desembolsos que le permitan traer fondos frescos a la Argentina. Aún se desconoce cuál es el monto que podría destrabar el Fondo, pero el objetivo es definir las modificaciones el mes próximo.

La raíz de la discusión entre la Argentina y el FMI tiene que ver con la magnitud del impacto de la sequía -el llamado game changer que habilitó a pensar cambios en el programa-, que se traducirá en una mayor o menor flexibilización de las metas acordadas.

Pero además de la crítica situación con las reservas, el Gobierno también deberá afrontar ahora el frente fiscal, ya que durante el primer trimestre del año el déficit primario fue de $689.927,8 millones y no se alcanzó con el objetivo previsto con el Fondo. El Gobierno se comprometió a poner en marcha en mayo la quita de subsidios a las tarifas para los usuarios de mayores ingresos y revisar la aprobación de los planes sociales que podrían evitarse para desacelerar el gasto.

Mientras tanto, referentes del Frente Renovador aguardan a los próximos indicios. No fueron al Consejo del PJ porque no se consideraban parte del grupo que se reunió este viernes en la calle Matheu. Después de una semana cargada de tensión, Massa publicó su primer mensaje político.

“La decisión de Alberto Fernández muestra su generosidad y deja una marca hacia adelante. Responsabilidad y unidad es el camino”, publicó en su cuenta de Twitter junto al hashtag #CreoEnArgentina. La consigna fue compartida por varios de los funcionarios del ministro, que evita dar definiciones concretas, pero envía las primeras señales después de una semana frenética.