jueves, septiembre 19

El nuevo escándalo en la causa por el hackeo a jueces y funcionarios

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Así lo indicó Julio César Escobar, uno de los imputados por el caso de espionaje ilegal a los teléfonos de jueces, miembros de la Corte Suprema y el ex ministro porteño Marcelo D´Alessandro.

Mientras avanza la investigación por el hackeo a los teléfonos celulares de distintos funcionarios judiciales, entre ellos algunos miembros de la Corte Suprema y el ex ministro de Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro. Unos de los imputados confesó que había sido advertido del allanamiento.

Se trata del misionero Julio César Escobar, quien admitió ser partícipe de varios delitos entre ellos, comprar repuestos de celular contrabandeados por la frontera, evadir impuestos y dedicarse a la compra y venta de dólares en negro, sin embargo negó tener alguna vinculación con el espionaje ilegal.

Pero lo más llamativo de su declaración es que advirtió que la policía local le avisó que se llevaría a cabo un allanamiento en su local y vivienda, en el marco de la investigación por la pinchadura de los celulares de distintos funcionarios del Estado nacional.

Es que el acusado, comparte la causa con Elías Ezequiel Nuñes Pinheiro, el joven que fue detenido y confesó ser el autor de los hackeos. En ese contexto fue que declaró ante la Justicia como se enteró de que la Policía lo tenía como próximo objetivo.

Según relató, un desconocido se le acercó para avisarle que al día siguiente afrontaría un allanamiento, “No me dijo quién era, yo lo primero que pensé era que quería una coima”, explicó el imputado.

“Era alto, un poco más bajo que yo, que mido 1,75, tenía gorrita y ropa deportiva como para correr”, agregó Escobar quien refirió que se tratada de un sujeto de unos 40 años, aunque aclaró que “en el momento no le di mucha importancia a su cara, ni nada”.

Si bien, admitió que le pidió a su socio que “limpie” el local y saque los repuestos comprados sin factura, indicó que no tenía ni idea que la causa se relacionaba con el tema del espionaje a jueces y funcionarios que habían viajado a Lago Escondido en Bariloche.