En febrero el Banco Central fue contractivo en más de $382.000 millones

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Se profundiza el proceso de desmonetización de la economía. Los intereses y la compra de reservas siguen explicando la emisión monetaria.

Por primera vez desde abril del 2023, en febrero pasado el Banco Central (BCRA) convalidó una caída nominal de la Base Monetaria. Fue entonces el primer mes en lo que va del nuevo gobierno en el que el BCRA fue netamente contractivo en más de $382.000 millones, acentuando aún más la desmonetización de la economía.

Antes de ahondar en cuáles fueron los principales factores contractivos en febrero pasado, hay que ver cuáles fueron los grifos por donde se siguió emitiendo. En primer lugar, fue el pago de intereses de la deuda remunerada del BCRA por más de $2,246 billones, le siguen las compras netas de divisas al sector privado que implicaron una expansión de Base de más de $1,968 billones, mientras que el otro factor fue la cancelación de Pases Pasivos de los bancos por otros $1,829 billones. De modo que esta tríada de factores hizo crecer la Base en febrero en más de $6 billones.

¿Cómo hizo el BCRA para absorber semejante inyección de liquidez? Lo hizo a través del Tesoro, o más bien, en conjunto. Por un lado, las ventas netas de divisas al Tesoro implicaron una absorción de casi $850.000 millones. Además, el Tesoro incrementó, vía diversas operaciones, sus depósitos en el BCRA en más de $3,625 billones. Luego, el tándem BCRA-Tesoro, a través de operaciones, canjes, colocaciones y demás artimañas, aspiraron otros $1,952 billones. O sea, entre las ventas de divisas, el impacto de los puts vendidos a los bancos (salvaguarda de recompra de títulos públicos en caso de emergencia), la colocación del Bono para los importadores (Bopreal) y la colocación de las LEDIV (especie de seguro de cambio para los bancos), y otras intervenciones del BCRA se aspiraron más de $6,4 billones.

Se podría desagregar, estimativamente, que el Tesoro fue contractivo, sin contar el efecto monetario de las compras netas de divisas, en más de $3,6 billones entre recompra de bonos al BCRA más otras operaciones. Mientras que los Bopreales implicaron una absorción de casi $4 billones, entre los puts y otras intervenciones y las LEDIV hubo una expansión de más de $2 billones. A esto se suma el resultado del Sector Externo que aportó una expansión de casi $1,2 billones y el resto corresponde al enjuague de los pasivos monetarios remunerados que entre esterilización, intereses y variación del stock de estos pasivos del BCRA inyectaron más de $4,5 billones aproximadamente.

La expansión de la Base acumula caso $1 billón en lo que va del año

El balance del año acumula una expansión de la Base de casi $1 billón. Esto implica un incremento nominal de un 9% lo que frente a los registros inflacionarios del primer bimestre muestran la fuerte caída en términos reales de la cantidad de dinero, lo que también se transmite a los agregados monetarios (M2 y M3) que han caído en términos reales a niveles mínimos históricos.

Por ejemplo, según estimaciones del Estudio Broda, el agregado M2 privado transaccional ha caído al 4,7% del PBI cuando en la pre-pandemia era del 7,7%, mientras el agregado M3 ha caído al 10% del PBI y era del 13,3% a comienzos del 2020. Ambos agregados llegaron a recuperarse, pandemia mediante, a niveles de 14.2% y 21.8% respectivamente en mayo del 2020. De ahí en adelante, vienen cayendo en picada, de la mano de la aceleración del proceso inflacionario. Para tener una referencia el promedio de las últimas dos décadas muestra un M2 del 10,7% y un M3 de 16.8%. De modo que hay margen para recuperar, o sea, para emitir siempre y cuando la demanda de dinero acompañe, y haya un plan de estabilización mediante.