Escala la tensión entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri por el rol del PRO en el gobierno de Milei
Nota extraída de Clarín por Bernardo Vázquez
La nueva ministra de Seguridad no quiere estar subordinada al ex presidente. Diferencias frente a la inclusión de una pata peronista en los libertarios.
Patricia Bullrich y Mauricio Macri, con diferencias frente a la conformación del nuevo gobierno.
Promediaba septiembre y Patricia Bullrich, en plena aventura de su candidatura presidencial, le transmitía a su mesa chica un mensaje bien claro: «No vamos a hablar más de (Mauricio) Macri, estoy cansada de responder por él, la candidata soy yo, su tiempo ya pasó, ya le tocó ser presidente«.
Bullrich sentía por esos días que el ex presidente, que había promovido su postulación en las PASO, tenía decidido no apoyarla en ese camino hacia un eventual balotaje. Y que, a contramano, alimentaba la figura de Javier Milei. Más de un analista de opinión pública cree que el 2023 electoral se dio a la medida de lo que quiso hacer y deshacer Mauricio Macri.
El llamado Pacto de Acassuso, en la noche del 24 de octubre, fue promovido por Bullrich, que llevó al dúo Milei -Javier y su hermana Karina- a la casa del ex presidente para que le diera la bendición hacia la segunda vuelta con Sergio Massa y, sobre todo, le asegurara a través del PRO la fiscalización.
Fue Patricia la que se puso al frente del renovado «Operativo Milei 2023», dejando atrás las chicanas y los dardos de la campaña. Mauricio, en cambio, adoptó un rol más de mentor, que muchos le reclamaban. El tiempo le dio la razón a los dos halcones del PRO, que se abrieron del resto del partido en pos de un acuerdo que terminara con la posibilidad de un nuevo gobierno kirchnerista.
Javier Milei, con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, en la noche en que se convirtió en presidente.
Bullrich rechaza subordinarse a Macri
En el pensamiento de Bullrich nada cambió desde esa etapa de la campaña en su postura frente a Macrri. No se va a subordinar más a las decisiones que emprenda el ex presidente. Ella cree que el 24% que sacó su fórmula en octubre son votos propios. Él, claramente, piensa lo contrario.
Se lo dice a sus principales interlocutores, y se lo dijo a Macri en un zoom que tuvieron el jueves, del que también participó Cristian Ritondo, y en el que el ex presidente participó desde Arabia Saudita, donde cumple compromisos por su rol en la FIFA.
Minutos después de esa charla se terminó confirmando que Bullrich será la ministra de Seguridad de Javier Milei, cargo que no quería asumir porque ya lo había ocupado de 2015 a 2019, pero que sólo estaba dispuesta a aceptar si le llegaba una suerte de pedido que incluyera a todos los miembros importantes del nuevo frente de gobierno.
Bullrich puede jactarse de ser la única persona dentro del PRO, además de Macri, que pelotea cargos vía chat con el nuevo presidente. Con una diferencia: ella parece aceptar que las riendas del gobierno de Milei las llevarán desde La Libertad Avanza. El ex jefe de Estado no parece estar tan convencido.
La puja por la presidencia de Diputados
Macri quiere sí o sí que el próximo presidente de la Cámara de Diputados sea Ritondo. Entiende que ese lugar le dará un lugar protagónico al PRO en el ámbito legislativo y que de esa manera, definitivamente, se conformará la coalición de Gobierno que él promueve.
Florencio Randazzo o Cristian Ritondo, la disputa por la presidencia de Diputados.
Milei no está de acuerdo. Seducido por el sector más peronista del espacio, liderado por el influyente Guillermo Francos, exploró desde antes de ganar la elección un acuerdo con el peronismo antikirchnerista de Juan Schiaretti, que está a punto de concretarse por diferentes vías: Florencio Randazzo sería el elegido para liderar la Cámara baja y Osvaldo Giordano, ministro de Economía del cordobés, estará a cargo de la ANSeS, la principal caja del Estado.
Macri y Bullrich también chocan al analizar ese tipo de decisiones de MIlei. Para el ex presidente, casi todo acuerdo con el peronismo es indigno de una fuerza que llegó al poder con la idea de terminar con la casta y promover un cambio de época.
La nueva ministra de Seguridad entiende la decisión del mileísmo, aunque no la comparta: piensa que lo lógico, siguiendo esa idea, es que hubiera puesto a un delfín propio de La Libertad Avanza. Y cree que el nuevo gobierno, con ese tipo de decisiones, trata de salir de la lógica K/anti K de las últimas dos décadas.
Mientras, Bullrich evita hablar como titular del área que asumirá el 10 de diciembre. No quiere dar detalles de cuál será su equipo ni imaginar una transición con Aníbal Fernández. «Esta gente se maneja con confirmaciones, no con trascendidos. Entonces hasta que no se defina oficialmente, Patricia no va a decidir nada», cuentan cerca suyo.
Más allá de ese silencio, es un hecho que Bullrich volverá a Seguridad. Y también que seguirá negociando esta semana por el arribo de Luis Petri a Defensa, otro ministerio codiciado, que iba a estar a cargo de alguien designado por la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, a quien si bien se la ve más enfocada en lo legislativo que en decisiones ejecutivas, sigue molesta por el avance de Bullrich sobre áreas en las que pretendía imponer sus decisiones.