La pandemia abrió una oportunidad para potenciar los medios electrónicos de pago y desalentar el uso del efectivo
La pandemia abrió una oportunidad para potenciar los medios electrónicos de pago y desalentar el uso del efectivo
El sistema financiero dispone de vías alternativas al dinero en papel cuyo uso podría servir de respuesta a las dificultades de los agentes económicos ante las restricciones que trajo el coronavirus
Por Daniel Sticco 19 de marzo de 2020
Se sabe que toda crisis abre la ventana a una oportunidad, el caso de la aparición y propagación del Covid-19, no debiera ser la excepción. Una de ellas sería desde el ámbito del Gobierno promover el uso de los múltiples medios electrónicos de pago de todas las transacciones, las más habituales, como las compras en la verdulería, carnicería, hasta el viaje en taxi, puestos de peaje en las rutas, o la propina, cuando se recupere el ritmo normal de actividad de asistencia a un restaurante o estacionamiento, por no decir de la totalidad, de modo de minimizar el uso de los billetes, el papel moneda en la jerga del Banco Central, que es una de las formas de contaminación entre las personas.
Los últimos datos de la autoridad monetaria dieron en cuenta que en manos de los residentes circulan 4.859 millones de billetes, en sus siete denominaciones vigentes, de $10 a $1.000, por un total de $1,2 billones, equivalente a aproximadamente 4,3% del PBI, con un paso de manos habitual de unas 23 veces, como promedio general.
Como se comprueba a diario por su grado de envejecimiento y consecuente deterioro, la mayor parte corresponde a los de $100, con un promedio de 52 por habitante, suman $234.380 millones en la calle; le siguen los más nuevos de $500, con 19 por persona, siempre como ejercicio medio, totalizan un poder de compra de $426.900 millones, y en menor medida los de $10, con 12 por residente y los de $1.000 con 9 cada uno.
Claramente, una medida que aliente el reemplazo del papel moneda por el dinero electrónico, en sus múltiples formas, contribuiría a reducir al mínimo una economía informal que el Indec estima en 35% en el caso del empleo asalariado, y los economistas elevan a más del 40% en términos de PBI, y por tanto a favorecer el desempeño recaudatorio de la AFIP en particular y de las finanzas públicas en general. Pero la decisión de incentivar su uso, en esta coyuntura, no debiera estar motivado en ese objetivo sino en achicar uno de los canales de contagio del coronavirus.
El Gobierno ha tomado diversas medidas en el plano económico, como disponer un bono para los sectores de menores ingresos, alentar líneas de créditos para las empresas, entre otras, pero que parecen más focalizadas en atenuar el efecto recesivo de la pandemia y cambios en la demanda, más de productos esenciales que del resto. Pero casi ninguna de ellas está orientada a desalentar el retiro de pesos de los cajeros de los bancos y mover menos el dinero papel y moneda, pagar las transacciones habituales por otros medios.
La tarjeta de débito permite realizar otras operaciones a través de cajeros electrónicos, como consultar saldos, hacer transferencias, extraer efectivo, realizar pago de servicios, cargar saldo de la tarjeta SUBE
Tal vez una excepción sea la apelación de la “colaboración de las Fintech”, luego de que apenas horas antes las había maltratado, cuando el ministerio de Trabajo dispuso inhabilitar el pago de salarios a través sus billeteras electrónicas. Osvaldo Giménez, vicepresidente ejecutivo de Mercado Pago, dijo a Infobae: “Nos sorprendió que el Ministerio de Trabajado diera marcha atrás con esto. A nosotros nunca se nos avisó de esta decisión. La opción de cobrar el salario a través de las fintech ofrece una mayor competencia. Esta medida es un paso atrás”.
Ahora, forzado por las circunstancias, el Gobierno comprendió que a través de esas aplicaciones se contribuía a la disminución de la circulación física de los billetes en manos de la población y empresas, al tiempo que induce a la bancarización y aumento de la formalidad general, es decir a la reducción de la actividad en negro.
Pero se requeriría también reflotar la acción del Banco Central y de la AFIP, para el uso de esos canales y que a ningún comercio le falte el pos o la admisión de pagos QR a través de aplicaciones móviles, así como alentar a las empresas prestadoras del servicios reforzar la conectividad y la velocidad de transmisión de datos.
Guía práctica del BCRA
“Promover un mayor uso de los medios de pago electrónico es uno de los ejes de gestión del Banco Central”, se lee en la página de internet de la entidad que ahora preside Miguel Pesce, pero que fuera impulsada desde 2016 bajo la presidencia del organismo de Federico Sturzenegger y promovida por el vice Lucas Llach, como vía para “incrementar las políticas de inclusión financiera”, tales como:
1. Tarjeta de débito: Está vinculada a una cuenta bancaria. Una de sus principales características es que al momento de pagar, el monto se reduce automáticamente del saldo disponible en la cuenta relacionada. Además, permite realizar otras operaciones a través de cajeros electrónicos, como consultar saldos, hacer transferencias, extraer efectivo, realizar pago de servicios, cargar saldo de la tarjeta SUBE. “Todos los comercios, empresas, profesionales, monotributistas deben aceptar el pago con tarjeta de débito, solo están exentos los locales cuya actividad se realice en localidades con menos de mil habitantes o cuando las operaciones no superen el valor de los $10”, según lo reguló la Ley 27.253 del 8 de junio de 2016, y su reglamentación. El pago con débito automático no debe tener un monto adicional o recargo.
2. Billetera electrónica: Transferencias de desde un teléfono celular a otro a través de aplicaciones para teléfonos móviles.
3. POS móvil: Transferencias iniciadas por medio del deslizamiento de una tarjeta por un dispositivo lector que se conecta al celular o a una tablet.
4. Botón de pago: Sirve para realizar pagos en línea e insertar en la propia web, los cuales se acreditan inmediatamente en la cuenta del receptor y permiten comprar, pagar, enviar y recibir dinero de manera fácil, práctica y segura. “El Banco Central busca que este mecanismo represente una opción atractiva para los pequeños comercios y los pequeños proveedores de servicios, que mejore su disposición a recibir medios de pago electrónico, y de esa manera contribuya a ampliar la red de aceptación de estos pagos”, destaca en su web.
5. Débito Inmediato (Debin): Habilita a las entidades financieras y a nuevos actores de la industria de medios de pago a debitar fondos de las cuentas bancarias de sus clientes, previa autorización de los mismos, para cursar pagos con una transferencia directa y también solicitarla desde la computadora personal o el celular.
6. Tarjeta de crédito: Es un instrumento de pago que es gestionado por una entidad financiera o en una empresa emisora. Una de las características de este medio de pago es que ofrece la posibilidad de hacerlo en cuotas, muchas veces sin recargo de intereses.
La difusión del acceso a Internet por canales móviles, con más de 32 millones, según los últimos datos del Indec; casi 9 millones de cuentas para pago de remuneraciones, por parte de unos 230 mil empleadores, más la acreditación de haberes en cuenta bancaria a la mayor parte de los casi 7 millones de jubilados, 1,5 millones de pensiones no contributivas y casi 4 millones de perceptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH), y ahora la entrega de la Tarjeta Alimentaria, posibilitaría la aceptación por parte del conjunto de la sociedad del uso del dinero electrónico, en detrimento del dinero papel.
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