lunes, mayo 6

Lesiones y contracturas: cuándo aplicar frío y cuándo calor

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Cómo aliviar la zona afectada según el tipo de molestia

Si tenés un dolor corporal y querés aliviarlo, lo ideal será primero visualizar la contractura, golpe o contusión. Dependiendo del tipo de lesión, habrá que aplicar frío o calor en la zona.

Cuando hablamos es un esguince o golpe, se recomienda el frío. En cuanto a una lesión muscular, como el caso de una contractura, el calor contribuye a suavizar la dolencia. Pero no significa que vaya a anular por completo el malestar, sino que dilata y calienta el músculo para que un profesional lo pueda trabajar. En realidad, lo único que alivia es una distensión o tensión muscular. Reduce el dolor momentáneamente.

Cuando se trata de una torcedura, hematoma, calambre o persiste esa sensación de “quedarse duro”, se aplica frío. Pero sin abusar. En exceso, altera la sensibilidad y puede provocar quemaduras. Se aconseja hacerlo durante diez minutos y usando un trapo o toalla que actúe como protector. Puede suceder que la persona sea alérgica a los clásicos analgésicos dérmicos y no lo sepa. Esto podría derivar en una reacción adversa.

En cuanto a una contractura o lesión muscular y dolores articulares, mejor emplear calor. Puede ser mediante una almohadilla térmica. Tampoco hacerlo en exceso porque puede quemar.

En ocasiones, puede tratarse de un pinzamiento o algo muscular. Momentáneamente, para romper con la contractura y la tensión en la zona afectada, se puede optar por una disociación térmica: dos minutos de calor, dos de frío y viceversa. Si la lesión causa mucho dolor e incomodidad, será bueno consultar siempre con un médico o kinesiólogo.

No se recomienda aplicar ningún tipo de temperatura, crema o loción antinflamatoria en heridas abiertas, infecciones, hemorragias, pieles sensibles, hematomas dérmicos, coloración de piel diferentes o rojiza.

Fuente: Conbienestar