LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO💫
5 de Enero
El Espíritu Santo es el que puede transformar nuestros corazones con su soplo, con su fuego, con su poder y su luz. Con su fuerza podemos cambiar poco a poco nuestras actitudes llegando a ser personas renovadas. Siempre es posible cambiar con el auxilio del Espíritu. Si no cambiamos no es porque él no puede, sino porque nos respeta delicadamente. No nos obliga ni nos invade. No actúa allí donde nosotros no se lo permitimos. Respeta nuestras decisiones, y también nuestra debilidad.
Pero si dejamos que el Espíritu Santo actúe en nosotros, si lo invocamos, si le permitimos que él nos impulse, entonces la vida se llena de actos de amor a Dios y a los hermanos, y así nos convertimos en seres «espirituales», es decir, conducidos por la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos va renovando, y así ya no nos amargamos el corazón con rencores, celos, envidias. Ya no estamos inmovilizados por la indiferencia y el egoísmo, y ya no somos esclavos de los vicios y los malos apegos. Al contrario, nos llenamos de esperanza, de fortaleza, de alegría en medio de las dificultades, y nos sentimos verdaderamente libres, «nuevas criaturas» (1 Corintios 5,17).
La Biblia nos habla bellamente de los frutos que produce el Espíritu cuando lo dejamos actuar, y los resume en nueve: «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de uno mismo» (Gálatas 5, 22-23). No le pongamos obstáculos, para que él pueda producir esos frutos en nuestra vida.
PILDORAS DE FE💫
Dios es Grande, incomparable y todos los días de nuestra vida ha prometido estar con nosotros en las buenas y en las malas. Así es Dios para mí, un Dios Inigualable, mi padre, amoroso, comprensivo, santo, perfecto, maravilloso. Dios es mi manantial, mi alto refugio, mi roca, mi fortaleza, mi señor, el único y soberano Rey, quien se merece todo mi amor. Repite hoy con todas las fuerzas de tu corazón: «Sé en quien he puesto mi confianza. Dios es mi protector» (Salmo 62, 3) Esas palabras del Salmo, te invitan a ser fuerte, a continuar y a dar la batalla, porque, nada ni nadie, es más grande que el poder que te respalda. CONFÍA, CONFÍA. Pon toda tu confianza en Dios, que ÉL todo lo puede. ¡ÁNIMO!
SERVIR A UN SOLO SEÑOR
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