viernes, septiembre 20

Massa, extenuado; Larreta toma aire, Bullrich asimila y los Macri van juntos

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Nota extraída de Clarín por Ricardo Kirschbamum

El oficialismo nacional quedó golpeado con el porrazo en Santa Fe y su debilidad histórica en Córdoba quedará expuesta hoy. Los conflictos se aceleran en los últimos tramos de la campaña.

Sergio Massa en la CGT, la semana pasada. Foto: Maxi Failla

Sergio Massa en la CGT, la semana pasada.

Después del porrazo de Santa Fe, a los pronósticos electorales previos hay que tomarlos con muchas precauciones. Fue otra confirmación más sobre la ya ¿clásica? falibilidad de estas encuestas a las que, a pesar de sus opacidades o incertezas, ya sea por quién la financia o porque no alcanza ni puede reflejar la opinión de una sociedad fragmentada, es un herramienta que todavía está en uso pleno y que se sigue mirando con la avidez de un desesperado que busca el norte en medio del desierto.

Esas encuestas dicen hoy que el peronismo en la provincia de Buenos Aires, donde se define la elección, está 24 puntos debajo de lo que cosechó en 2019. Ese dato aún está por confirmarse en los hechos y por supuesto puede variar, pero hay otro que es inamovible y es la tremenda diferencia que la oposición le sacó al peronismo en Santa Fe. Los resultados no son extrapolables porque si así fuera la elección se podría definir en primera vuelta. Hablan de un estado de ánimo de la sociedad.

Aquel impulso inicial que significó la candidatura de Sergio Massa, con la comedia de enredos que liquidó la efímera fórmula De Pedro-Manzur, y la exasperada interna opositora, duró lo que dura un relámpago en medio de un cielo encapotado. El ministro está extenuado de quitarse un sombrero y ponerse otro. Su doble función es estresante pero la disfruta. Los resultados que obtiene de ese trajín incesante son malos: la inflación no cede, el dólar se escapa, la revisión del acuerdo con el Fondo Monetario ha tardado demasiado tiempo y cada minuto que pasa es un desgaste político y económico.

La revisión de las metas con el FMI se han postergado y terminarán siendo una devaluación encubierta, con un mayor impuesto para la importación de bienes terminados que, aseguran, será del 7,5 %.

Su candidatura está consolidada por el temor de perder el poder: el peronismo votará en masa por Massa (hasta los restos de los indomables intelectuales de Carta Abierta, que rezongaban que su límite era Scioli, apostarán a quien había prometido barrer el régimen que ellos defendían). Así que todo ese esfuerzo del ministro por desafinar una música más radicalizada, más que una estrategia parece un tributo innecesario a Cristina. Cada vez que aparecen juntos, como cuando inauguraron (¡!) un simulador de vuelo, ratifican el oximorón de la pareja. La resultante es desfavorable para Massa porque refuerza el costado más vulnerable del candidato, su credibilidad.

Massa intenta ser el candidato más votado de las PASO, objetivo que puede alcanzar, pero ese logro será una ilusión óptica frente a la suma de Larreta y Bullrich. El retroceso de Javier Milei, cuya postulación entusiasmó al peronismo porque debilitaba a Juntos Por el Cambio, es otro dato malo para los estrategas oficialistas y para el libertario. La otra apuesta: polarizar con Bullrich para crecer hacia el centro, que fue el capital principal de Massa cuando desafió al kirchnerismo. Hasta ahora son hipótesis que deben superar la prueba ácida de la realidad. El ministro-candidato, sin embargo, parece estar seguro de que en noviembre estará en la arena de la pelea final por la Casa Rosada.

La oposición ha atravesado la elección de Santa Fe con emociones encontradas. Y en ese sube y baja, Larreta tomó aire. No solo por el triunfo del candidato que triunfó el domingo pasado sino porque tiene datos de que Santilli ha tomado la delantera por sobre Grindetti. Esto no quiere decir que Larreta esté hoy por encima de Bullrich en la provincia de Buenos Aires.

Hoy en la ciudad de Córdoba habrá un resultado que tendrá importancia política. Quien quiera que gane -JxC o el peronismo de Schiaretti- el oficialismo nacional volverá a sufrir porque no figurará. Tendrá otro efecto: si De Loredo resulta ganador, se confirmará que una nueva generación del radicalismo está afirmándose: Pullaro, el santafesino ganador, es de la misma camada. De allí la conexión con Martín Lousteau, que está lidiando con Jorge Macri por la candidatura en la Ciudad. El macrismo ha decidido no debatir con el radical para preservar la ventaja que dice tener sobre su competidor y no cometer ningún desliz. Jorge espera que su primo Mauricio le dé el impulso final en los últimos días de campaña mientras que hay indicios de que una franja del peronismo local puede meter la cola en las PASO contra el candidato del PRO.

El ex Presidente Macri ha mitigado en público su respaldo a Bullrich y ha pasado a una posición de neutralidad. La explicación puede encontrarse en la variación de los números internos, sobre todo después de Santa Fe, y en la necesidad de ser un componedor luego de una primaria tan áspera como la que se está desarrollando.

Sin embargo, el resultado del 13 de agosto cambiará la relación de fuerzas. Habrá candidato y pase de página.