Cada 5 de Agosto, se celebra en Salta el día de la Virgen de las Lágrimas.

Hoy se celebra el día de la Virgen de las Lágrimas, una devoción que, aunque no tan conocida, tiene una profunda conexión con la historia religiosa de Salta. Esta pequeña imagen, de apenas 30×25 cm, fue testigo de un milagro que ocurrió en 1749 y que sigue resonando en la fe de los salteños.

La Virgen de las Lágrimas es una representación de la Inmaculada Concepción, pintada al óleo y basada en «La Madonna» del pintor italiano Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato. Este diminuto cuadro fue el escenario de un milagro el 4 de agosto de 1749, durante los preludios de la renovación del Pacto de Fidelidad.

El padre Juan Arisaga, el primero en notar el prodigio, observó que la imagen, parte de su devoción personal y colgada siempre a la vista, estaba cubierta por una «especie de agua clara y cristalina» que bañaba su rostro, ojos, cuello y el resto de la superficie. Al limpiar la imagen, el fenómeno se repitió al día siguiente, sorprendiendo a todos los presentes. Pese al calor inusual, los colores de la pintura permanecieron intactos y la pared detrás del cuadro estaba seca, un detalle que el famoso pintor y sacerdote Gabriel Gutiérrez no pudo explicar por medios naturales.

El 6 de agosto, la imagen continuó mostrando el mismo fenómeno, y el 8 de agosto aparecieron «unos puntos resplandecientes como estrellitas menudas«. Ese día, la imagen fue expuesta a la veneración pública, marcando el inicio de una misión y novena a Nuestra Señora.

El 13 de septiembre de 1952, en una ceremonia cargada de emoción en el Cabildo Histórico, la Virgen de las Lágrimas fue coronada y llevada en procesión solemne a la Iglesia Catedral. Desde entonces, la imagen se encuentra en un altar propio en la nave lateral derecha de la Catedral Basílica de Salta, acompañando con su silencio la devoción permanente que reina en el santuario durante todo el año.

Cada 15 de septiembre, durante la procesión del Señor y Virgen del Milagro en Salta, la Virgen de las Lágrimas también recorre la ciudad, recordando a los fieles su milagrosa historia y el poder de la fe. La pequeña imagen, a pesar de su tamaño, simboliza la profunda conexión de los salteños con la Virgen y su constante protección.

La historia de la Virgen de las Lágrimas no solo es un testimonio de un milagro, sino también de la profunda devoción que los salteños sienten por la Virgen. Este pequeño cuadro, que alguna vez fue testigo de un prodigio inexplicable, sigue siendo un faro de fe y esperanza para todos los que visitan la Catedral y participan en las procesiones.