sábado, septiembre 21

¿El elegido es Kicillof? Cornejo se hace el neutral y Milei tropieza pero confía

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A Cristina le gusta jugar con la sorpresa y demostrar que puede imponer al menos el candidato de su sector, la posibilidad de que nombre a Axel Kicillof adquiere cada día más verosimilitud.

Complicidad. La vice Cristina Kirchner y el ministro Axel Kicillof.

Complicidad. La vice Cristina Kirchner y el ministro Axel Kicillof.

Imaginemos que finalmente en las PASO para representar a este oficialismo se enfrenten Sergio Massa y Daniel Scioli. No sería una síntesis de lo que representa ese híbrido que ahora se denomina Unión por la Patria sino una expresión de la debilidad de Cristina Kirchner que no habría podido poner un candidato que defienda sus banderas. Una, hasta hace horas, insospechada Cristina de dedo caído. Ya la candidatura del embajador en Brasil es un hecho inédito: se le plantó y aguantó la presión con la ayuda de Alberto Fernández, que no es mucha. Convengamos que ni Scioli ni Fernández tienen demasiado poder. Sin embargo, con solo tener disposición para disputar la interna ha puesto en crisis el largo sistema cristinista de selección o elección de candidatos. Además, el relato ya es una hilacha: el caso Cecilia desenmascara crudamente otra vez el sesgo sectario del kirchnerismo y su cohorte en cualquier tema. La gravedad del posible femicidio en Chaco enchastra a un aliado estrecho de Capitanich, uno de los gobernadores más meneados por el círculo áulico de Cristina para integrar una fórmula nacional.

El discurso de Cristina desde Santa Cruz puso en negro sobre blanco que su dedo no basta y que ella fue la inspiradora del insólito comunicado anti Fernández y compañía del PJ bonaerense al que dice dirigir su hijo Máximo. Porque más allá de esa torpeza, apareció la necesidad y detrás de ésta, la debilidad: tuvieron que admitir -y luego entorpecer- el reclamo de Scioli por temor a que, otra vez, la Justicia les dé vuelta su único plan político, resistir en la Provincia.

Por todo esto, como a Cristina le gusta jugar con la sorpresa y demostrar que puede imponer al menos el candidato de su sector, la posibilidad de que nombre a Axel Kicillof adquiere cada día más verosimilitud. Y la de Wado a La Plata, por extensión.

Massa sigue en la misma: una PASO en el oficialismo abre la posibilidad de que el mejor candidato llegue tercero y que la lectura del día después sea una gran corrida. El apocalipsis que pronostica Massa entre sus allegados sirve como explicación para su posición adversa a la competencia interna. Y a su propia candidatura.

El ministro recién irá a Washington después de que se conozca la decisión de Cristina. Espera que el cierre con el FMI le tire un centro y le dé herramientas para llegar a diciembre. Sus alternativas políticas se han angostado aún más: si fracasa la intensa presión para bajarlo a Scioli, tiene además que determinar su futuro. Una de las alternativas es que siga atado al ministerio y se vaya desangrando hasta diciembre. La otra es, si hay interna como parece, es que dé un paso al costado y renuncie. Piensa que todavía hay futuro para él. Tiene un optimismo blindado..

Hay otro dato: la reaparición de Juan Manzur, quien busca pista nacional. Se sabe que Scioli lo ha sondeado para que se integre a su fórmula pero también se sabe que el tucumano enfrió el entusiasmo del embajador en Brasil de viajar a Tucumán y salir en la foto del triunfo. Manzur ha tenido un éxito electoral que es muy distinto a tener una gestión exitosa en la provincia. Si se alía a Scioli puede ser un signo de que algunos gobernadores decidan jugar discretamente con ese espacio. La realidad es inocultable: Cristina hoy es otra. Su confesión de que nunca se metió en los armados provinciales no resiste el archivo. Solo hay que preguntarle a María Eugenia Bielsa y su tensísima reunión con Cristina, cuando ésta reinaba en la residencia de Olivos.

Del otro lado, terminó el intento de meter a Schiaretti en una alianza con JxC. El gobernador de Córdoba irá seguramente con Randazzo en la fórmula y jugará por las suyas. Los planes de un “frente de frentes” dependerá del resultado de internas ajenas.

Larreta quiere aprovechar el resbalón de Cornejo. Su elección en las PASO mendocinas ha mostrado que va a necesitar el auxilio de otro radical, Luis Petri, para volver a la gobernación. Esto lo ha puesto en una posición más delicada en la interna de JxC porque si bien estaba jugado con Patricia Bullrich, ahora tiene, amenazándolo, a un ex aliado de Larreta, Omar De Marchi, que hizo una muy buena elección. Es interesante este dato: el denominado Grupo Malbec (Cornejo, Sanz) apuesta a la rival del jefe de Gobierno porteño.

Para quitarse presión, Cornejo quiere ahora aparecer como “neutral” en la enconada disputa nacional de Juntos por el Cambio, en la que su partido está claramente dividido.

Bullrich está buscando un radical para su fórmula (¿Maxi Abad?) pero López Murphy, con el auspicio de Mauricio Macri, está ofertándose en público para acompañarla. Es evidente que Macri quiere que López Murphy se excluya de la disputa porteña porque tiene miedo de que le saque una rebanada del apoyo a Jorge Macri y ocurra lo más temido por él, que Lousteau se quede con la candidatura.

El tercero en discordia, Javier Milei, está experimentando los problemas de su crecimiento tan repentino. La ambulancia como método de acumulación tiene sus ingratas sorpresas. Y éstas están asustando: Bussi, en Tucumán, fue un fiasco del que el candidato libertario no pudo -ni puede- hacerse el distraído. Ya ha perdido a su candidato a gobernador bonaerense por razones poco claras. Unos dicen que es porque quiere proteger su intendencia de Chivilcoy, como lo declaró, y otros, porque había aportes electorales que no quiso hacer.

Sea como fuere, las encuestas están mostrando que el avance de Milei se ha detenido y ahora algunas comienzan a insinuar una tendencia a la baja. La realpolitik le entró en escena a unos y otros y amaga surgir esta inquietud: ¿sigue tratándose de tercios electorales o este cálculo ya no es realista?

Sin embargo, la historia dice que la gente vota más a personas que a partidos. Milei apuesta a que esa tendencia se sostenga.