viernes, septiembre 20

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA🌾

Mateo 15,21-28:

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.»
Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»
Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor
🌾 MEDITACION DEL EVANGELIO🌾

Mt. 15, 21-28:

💫El proceso orante.

1) Gritar:

Es la primera actitud orante que usa esta mujer del evangelio. Ella grita. Él no responde nada. ¡Cuántas veces a vos y a mi nos pasa esto! Vos y yo gritamos y nada. El grito es la actitud de alguien desesperado, que no puede. Son los últimos manotazos de la vida. Hoy ¿gritas? ¿Qué le gritas a Dios? Sé que hay algo que te tiene preocupado y loco… y también sé que lo venís siguiendo a Dios y gritando. No dejes de gritar, porque desde el cielo te van a ayudar. Seguí, seguí, volvelo a Dios un poquito sordo para que te sane. Pégate a su oído (el sagrario) y pedile que te sane, que te cure, que te alivie.

2) Postrarse:

Es el abandonarte a sus manos. Es unir humildad y confianza. Alguien a quien recuerdo en esto es a san Juan Pablo II, rezaba así, postrado, sabiendo que él era nada y que Él, Dios, era todo. Tírate a las manos de Dios para que Él te levante y sane.

3) Respuesta de fe:

Es la respuesta de esta mujer, que sorprende. Quien tiene fe es un gigante en esta vida. Me pongo a pensar en los que pudieron con la fe superar hasta el campo de concentración. Pienso en aquellos que superaron las peores calamidades a través de la fe. Y pienso en vos que, aunque no te conozca, sé que me escuchas. No te conozco, pero sé que con tu fe vas a salir adelante. No sé si es grande o chiquita, pero con solo saber que tenés fe, sé que podrás. Hasta el cielo no paramos.