miércoles, septiembre 18

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA🌾

Lucas 13,22-30:

En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
Señor, ábrenos;
pero él os dirá:
“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir:
“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Palabra del Señor
🌾 MEDITACION DEL EVANGELIO🌾

Lucas 13, 22-30:

💫El camino a la Vida.

1) Encamina:

Nuestra vida tiene un objetivo y tu vida apuntala a un fin. ¿Vos tenés en claro hacia dónde querés llegar? Porque nosotros en tu vida somos de paso, hoy estamos y mañana no. Hasta yo soy uno que pasa por tu vida. Sos vos el protagonista de tu vida y solo vos sabes cuál es tu Jerusalén y hacia ese lugar tenés que ir. Jerusalén es el lugar de la pasión, muerte y resurrección. Jerusalén es donde vos serás lo más pleno, lo perfectamente vos. Volvé a encaminarte hacia el objetivo de tu vida y no te atontes con tantas voces o situaciones, eso pasa, pero tu vida sí tiene un fin y un término.

2) Estrecho:

Uno normalmente en la vida se agiganta, se hace tan autónomo que se cree que puede con el mundo y que no tiene barreras, límites. Es allí donde uno se pierde y no entra en Dios (por más que esté en las cosas de Dios). Cuando vos entras en una actitud de desprenderte del hermano y aislarte porque te crees que lo podés todo, te haces tan pedante y tan infumable que hasta te quedas solo. Te agarra incluso ese síndrome «del superhéroe» y eso es lo que une a Batman con Robin: salvan a todo el mundo, pero quedan siempre solos. Que no te tome ese síndrome, porque a vos y a mí nos gusta ayudar a todos, pero si no te controlas pagarás el precio que ello implica: quedar solo.

3) Los últimos:

Los tiempos de Dios no son los mismos que los nuestros. El Señor te respeta tanto, que para Él no hay cristianos de primera o de segunda, para Dios somos sus hijos todos. Es por ello que no te decaigas, búscalo a Dios en todo momento y volvé a Él, no te desanimes en esta vida; porque con Dios podés salir adelante siempre. ¡A seguir!  Hasta el cielo no paramos.