“Es bueno recordar que no existe una ley mágica o invisible que nos condene al congelamiento o la parálisis frente a la injusticia. Y menos aún existe una racionalidad económica que suponga que la persona humana es simplemente una acumuladora de beneficios individuales ajenos a su condición de ser social“, dijo Francisco en uno de los pasajes más cercanos a la situación argentina.
El pontífice, luego citó a uno de sus antecesores para ahondar sobre el mismo tema: “Las exigencias morales de Juan Pablo II en 1991 resultan asombrosamente actuales hoy, cito: Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y la desesperación a poblaciones entera. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario, como por lo demás está ocurriendo en parte, encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso. Fin de la cita”.
Francisco también aseguró que los objetivos para el desarrollo de las Naciones Unidas también apuntan a “lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda”.
Además de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, el seminario contó con la presencia del ministro de Economía, Martín Guzmán, quien mantuvo en la noche del martes un encuentro calificado como “positivo” con Georgieva.