Alberto Fernández deberá acelerar el ingreso como hizo su antecesor en el cargo o enfriar el tema como sucedió durante las presidencias de su actual compañera

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un foro que reúne a los países más desarrollados del planeta, volverá a analizar si la Argentina podría formar parte de ese club en el futuro, algo que también había impulsado durante su mandato Mauricio Macri.

Según indica el periodista Antonio D’Eramo, el ingreso conlleva numerosos beneficios e iguales exigencias. Si bien las imposiciones son de distintas categorías; existe una que es la que más preocupa a las autoridades argentinas y a los funcionarios que integran el organismo. La adopción de medidas de lucha contra la corrupción.

Para ello, se elaboraron recomendaciones, algunas de ellas, específicas, como reformar la Oficina Anticorrupción, entre otras medidas necesarias para homogeneizar los estándares de lucha contra la corrupción que tienen naciones que integran la OCDE como Australia, Bélgica, Corea del Sur, Estados Unidos o, más cerca de nuestras fronteras, Chile.

El reporte realizado por investigadores del organismo señala que la población argentina percibe que el flagelo de la corrupción está muy presente en sus vidas diarias y si bien esta percepción está cerca del promedio regional es elevado con respecto a Europa o al resto de los países que integran el G-20.

Entre las recomendaciones se aboga por una Oficina Anticorrupción (OA) autónoma del poder de turno y con una mayor autonomía financiera además de apuntalar a otras oficinas que auditan a las instituciones de la República.

Por otra parte, se pide, explícitamente, que se fortalezca la ética pública y que los agentes estatales sean elegidos por mérito a pesar de las reservas que ha mostrado Alberto Fernández en ese sentido criticando la noción de meritocracia.