Punta del Este y José Ignacio: un imán de emprendimientos argentinos

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Punta del Este y José Ignacio: un imán de emprendimientos argentinos

La historia de tres argentinas -chef, pastelera y ejecutiva informática- eligieron la costa uruguaya como cuna de sus emprendimientos y de su hogar

No son las únicas ni las primeras, pero son un claro ejemplo de que muchos argentinos eligen las tierras de la otra orilla del río para residir y crecer profesionalmente. María Antonieta Santonja, Paula Segura y Guadalupe Cuenca cuentan por qué cambiaron la vorágine bonaerense por la calma del departamento de Maldonado y cómo surgieron los emprendimientos que lideran.

María Antonieta Santonja conoce Punta del Este desde que nació. Sus abuelos construyeron en 1946 una casa en la parada 5 de la playa Mansa a la que llamaron Entre Pinos, nombre que ella retomó más de 70 años después para bautizar a su emprendimiento en el balneario.

«En 2012 las torres de 25 pisos que empezaron a construirse alrededor desdibujaron el panorama de la casa y muy a pesar acepté vender. En un momento pensé que no iba a poder volver más a Punta del Este porque lo que nos unía no estaba más», contó Santonja a Café y Negocios. Su amor por la ciudad, el bosque y la playa la impulsaron a buscar un nuevo rincón que le recordara a ese Punta del Este que había vivido de chica y hacer un cambio de vida.

Maria Antonieta y un cambio de vida.

Maria Antonieta y un cambio de vida.

Luego de trabajar casi once años en Hewlett-Packard Argentina y fundar en el año 2000 su propia empresa de tecnología, Grupo CLS, llegó a un punto en su carrera en el que pensó que quería dedicarse a otra cosa, «y me pareció que el lugar ideal para hacerlo era Punta del Este. Quería hacer algo que tuviera que ver con la naturaleza y no con la informática».

En la parada 32 de la Brava, entre la playa y el arroyo Maldonado encontró ese lugar especial para materializar su sueño y rememorar la esencia puntaesteña que tanto le gustaba. Así se embarcó en el proyecto Entre Pinos Eco Box Apart, un complejo de apartamentos ecosustentables construidos en contenedores marítimos. «Yo no me banqué ver cómo tiraban la casa de mis abuelos abajo y empecé a investigar con qué podía construir para poder llevarme mi casa por si el día de mañana venían a decirme ‘te tenés que mudar’. Ahí surgió que lo mejor era un contenedor»

Conseguir las habilitaciones y permisos de construcción le llevó más trámites de lo esperado, pero a cada negativa, Santonja arremetía con más fuerza. Su experiencia en el mundo corporativo en Argentina le enseñó que ante un «no», hay que seguir insistiendo.

Y la estrategia le resultó, pudo cumplir el sueño de inaugurar Entre Pinos, un proyecto en el que lleva invertidos más de US$ 1.800.000 según dijo en entrevista a InfoNegocios.

Apuntando más que nada a un público extranjero y exigente, con la llegada de la pandemia Santonja tuvo que reacomodar el modelo, adaptarse al turismo interno y asegurarse de tener las certificaciones internacionales necesarias para poder mantener el complejo abierto. Cuenta con la certificación Safe Reopening Check y se siente más que preparada para cuando se reabran las fronteras.

Apostar por lo orgánico

La chef y consultora gastronómica Paula Segura Mallmann hace ocho años que vive en José Ignacio junto con su esposo, el sommelier Emiliano Cordeiro. En la zona de La Portuguesa tienen una granja orgánica desde 2015 y en 2018 abrieron el restaurante Cruz del Sur Farm en el pueblo, donde sirven platos con los ingredientes que ellos mismos producen.

Paula en su nuevo proyecto.

Paula en su nuevo proyecto.

«Como que nos tiramos a la pileta, porque no es fácil tener un emprendimiento en un lugar que tiene una temporada tan corta, pero nos fue bien», dijo la chef.

En 2020 la temporada se les hizo más corta, ya que el 7 de marzo cerraron, cuando en general lo hacían después de Semana de Turismo. Sin embargo, Segura nota que desde la pandemia hay mucha más gente viviendo en la zona de forma permanente.

«Este último verano no fue tan malo, hubo gente de forma más sostenida en el tiempo y movimiento los fines de semana. Cerramos la semana pasada recién. Nunca habíamos abierto tanto tiempo, nos sorprendimos para bien», cuenta Segura y aclara que si su restaurante no hubiera sufrido un incendio que los obligó a mudarse de local momentáneamente, la temporada incluso podría haber sido mejor.