Desde el asesinato de Daniel Barrientos, el kirchnerismo ya no habla con Alberto Fernández

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Después de la feroz agresión a Sergio Berni, el Presidente no se comunicó con Axel Kicillof ni con “Wado” de Pedro, el nexo entre las provincias y la Casa Rosada, pero tampoco mantiene diálogo con su última compañera de fórmula, Cristina Kirchner.

El pasado lunes, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni fue atacado a golpes de puño, patadas y piedrazos por un grupo de choferes y amigos de Daniel Barrientos, el conductor asesinado en esa madrugada por delincuentes. Hartos de la inseguridad, sus colegas no midieron consecuencias y avanzaron contra el funcionario provincial hasta arrinconarlo contra una pared.

Al instante, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires lo cubrió y lo sacó de la encrucijada, que podría haber terminado en otra tragedia.

Los colectiveros sabían que estaban rodeados de cámaras de televisión, pero a su vez estaban muy conmovidos por la pérdida de su compañero Daniel Barrientos que fue asesinado en el barrio Vernazza, zona de Virrey del Pino, La Matanza, cuando un grupo de delincuentes se subió a la unidad y comenzó un tiroteo con un policía de la Ciudad que ya se encontraba allí. Producto del enfrentamiento, una bala impactó en el pecho del hombre de 65 años, al que le faltaba sólo un mes para jubilarse.

Tres días después, en la mañana del jueves, los de dos choferes que le pegaron a Berni fueron detenidos en sus casas del conurbano bonaerense en un operativo espectacular, que parecía no ir en sintonía con la peligrosidad de las personas que iban a detener. La crítica a esa avanzada policial llegó del lugar más inesperado.

“¿Era necesaria la magnitud del operativo y el tratamiento que se le dio al detenido, como si se tratara de aprehender a un narcotraficante en su bunker?”, se preguntó la vicepresidenta, Cristina Kirchner, en sus redes sociales. En ese mensaje aclaró que el operativo lo realizaron, en conjunto, la Policía de la Ciudad y la Bonaerense, que está bajo las órdenes de Berni. Quedó claro adónde fue dirigido el cuestionamiento.

Ese mismo lunes, además de romperse un límite de convivencia en la sociedad, se terminó de quebrar la relación política entre el gobierno nacional y el gobierno bonaerense, entre Alberto Fernández y Axel Kicillof, entre la Casa Rosada y el kirchnerismo. Una foto que anticipa lo complejo que será negociar una estrategia común entre las partes en la antesala de las elecciones.

Hace tiempo que el vínculo entre Fernández y Kicillof es extremadamente frío. Al punto de que en La Plata se quejan de que el Presidente hace actos en la provincia y no lo invita al Gobernador. Es decir, no buscan un beneficio conjunto siendo ambos del mismo espacio político. Un vínculo extraño y dañino para la vida interna del Frente de Todos. Una relación más parecida a la que tiene el oficialismo con la oposición.

Desde ese lunes a este sábado el único funcionario de peso que se comunicó con Kicillof fue el Jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Alberto Fernández nunca habló con el Gobernador. Ni un mensaje, ni un llamado.