Especialistas analizaron el pronóstico del Observatorio de la Deuda Social Argentina dirigido por Agustín Salvia, quienes estimaron que la cifra ronda el 57%.
En febrero, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) difundió un informe sobre la situación de la pobreza y la indigencia en el país. Según el estudio el 57,4% de los argentinos son pobres y el 15% se encuentra debajo de la línea de la indigencia. Las cifras son el peor registro en los últimos 20 años.
El estudio revela un preocupante aumento de la pobreza en el país, alcanzando un 57,4% en enero de 2024, el nivel más alto en las últimas dos décadas. El estudio atribuye este incremento a la devaluación de diciembre y al aumento en los valores de la canasta básica alimentaria y total.
Según la UCA, el aumento de la pobreza se debe tanto a la suba en los precios de los alimentos como a la disminución de los ingresos en los hogares, a pesar de las subas en las fuentes secundarias de ingresos como jubilaciones, pensiones e ingresos laborales. Los hogares de clase media y baja, que no son beneficiarios de políticas sociales, son los más afectados.
En cuanto a la indigencia, el informe señala un aumento que elevó el índice hasta el 15% en enero de 2024, siendo los beneficiarios de programas sociales los más afectados. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Javier Milei por mitigar este problema, la situación sigue siendo alarmante.
La Universidad Católica Argentina aclaró que las proyecciones se calcularon ajustando los ingresos del tercer trimestre 2023 según “las variaciones reales en los salarios y las modificaciones en los programas de ingresos y transferencias monetarias”. A su vez, las canastas de consumo (CBA y CBT) “se actualizaron en función de la variación de los valores correspondientes al incremento de las mismas según estimaciones del INDEC”.
Pero, más allá de prestigio de los investigadores y de la Universidad, se conocieron diversos cuestionamientos al estudio.
En su nota de domingo “La fábrica de pobres”, el autor advierte: “Hay que dejar de darles tanta importancia a los informes sobre pobreza de la UCA. Son oportunistas, poco consistentes y, desde la recuperación del Indec, innecesarios”, afirmó Iglesias Illia. El investigador admitió que preparó su reportaje un poco irritado luego de leer en la tapa de un diario el 57%.
“Se me ocurrió hacer la nota después de ver el documento de la UCA, las entrevistas que dio Agustín Salvia, y las dudas que me llegaban de los expertos. Cuando vi el tema en la tapa del diario, dije ‘acá hay algo para contar’. Sobre una metodología dudosa, está el oportunismo en hacer estos informes. ¿Por qué los hacen en ciertos momentos y en ciertos no?”.
La ex vicepresidenta, Cristina Kirchner compartió en su cuenta de X la investigación de la UCA como una unidad de referencia, pese a que cuando estaba en la Casa Rosada la criticaba por considerarla poco seria.
Pero los argumentos de Iglesias Illia se superponen con otros del último ministro de Economía de Macri, Hernán Lacunza quien destaca los argumentos que difundió sobre los datos de pobreza del Observatorio de la Deuda Social. Lo plasmó en el gráfico que acompaña ut supra esta nota.
En la comparación entre el dato que dio la UCA y el que ofreció el Indec, el ex ministro advirtió que “coinciden durante Néstor Kirchner; empiezan a divergir durante el primer gobierno de Cristina Kirchner; mientras que la UCA subestima pobreza durante el segundo mandato -en base de datos del Indec estimado por IPC CABA y San Luis-; mientras que la UCA sobreestima durante Mauricio Macri y Alberto Fernández; y volverá a sobreestimar con Milei en 2024″.
Y agregó que “además decide publicar mensualmente”. Esta última es una de las anomalías que más llamaron la atención de todos. “Los resultados de UCA se muestran menos robustos que los de Indec, en parte porque usa una muestra mucho más chica (6.000 hogares vs 25.000; 20 aglomerados vs 28), solo releva para tercer trimestre y proyecta resto del año actualizando ingresos y canastas (Indec 4 ondas por año), cambió dos veces de metodología y desde el último cambio (2016) parece capturar ingresos más bajos y pobreza más alta (hasta 2015 subestimaba, desde 2016 sobreestima al Indec)”, concluyó.