Idas y vueltas con las designaciones, pero al final Milei sale del paso con pragmatismo

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Nota extraída de Clarín por Ricardo Roa

Los cambios han sido para mejor. Fortalece su relación con Macri quien, dicen, se cuida en no proponer ni vetar.

Idas y vueltas con las designaciones, pero al final Milei sale del paso con pragmatismo

Sin gritos y dando pistas. El presidente electo, este viernes, al salir de una reunión con su equipo técnico. Foto: TELAM

Que Milei se enredó, se enredó. Claramente más que otros en los primeros días de la victoria. Pero ha salido del paso o está saliendo del paso, habría que decir, con pragmatismo. Y esta característica: los cambios de nombres, reales desde adentro y también inventados o exagerados desde afuera, apuntan a una mayor previsibilidad.

Milei no tiene partido de donde reclutar cuadros. Tampoco tiene experiencia en gestionar cosas complejas, como es el poder. Se ve en el desorden con que se mueve su equipo, las peleas internas y en las idas y vueltas de esta semana con ofrecimientos que no se confirman y designaciones que quedan en el aire. Irrita a muchos perdedores del domingo pasado, que no están para creer lo que pasó y han salido ya a predicar/amenazar la resistencia. De paso, esta pregunta con respuesta obvia, al menos para el sentido común y la memoria: ¿no le habría dado a Massa la oposición un margen mayor, para que se acomodara y se le acomodaran los melones?

Milei arrancó el lunes como el Milei de la campaña. Casi, casi dice que no hay plata para los aguinaldos y que si no la hay entonces… Motivó a los que no necesitan motivación para cargar contra cualquiera que no sea K, y tienen micrófono abierto: anunció la privatización de los medios que el peronismo llama públicos pero que son partidarios.

En las entrevistas que dio no gritó, no mandó (como alguna vez Fernández mandó) a ningún periodista a estudiar y respondió todo, de buena y de mala leche, sin hacerse el distraído o el ofendido. ¿Qué Milei tenemos? Fue tirando pistas. Insistió en algo que durante el gobierno de Macri más que medio mundo alertó casi tanto como con la deuda tomada al Fondo: guarda con las leliqs. Remember que Fernández, con notable soltura de ignorancia, largó que no pagaría sus intereses, con lo cual aumentaría las jubilaciones. No hace falta contar lo que pasó. Milei pasó claramente la señal de que es su prioridad arreglar esa inmensa bola que ha puesto al país al borde de híper.

Bien leído, anticipaba el nombre del ministro de Economía que primereaba: Caputo, que tal vez intente cambiar la bola por algún bono a largo plazo bien garantizado. Del Banco Central, que en los discursos iba camino de la dinamitación, sale Ocampo, de pocas pulgas apuradas, y entra Reidel, que ya hizo experiencia ahí con Macri. La señal: tenemos plan, para que se note que hace rato no lo hay, en espera de lo de siempre, la cosecha. Y en YPF estará un hombre de Techint, Horacio Martín, técnico prestigioso, con muchos años en la industria.

En lo político va quedando en claro su alianza con Macri, quien, dicen, se cuida en no proponer ni vetar. El lunes tuvieron larga charla antes de que el ex presidente vuele a Arabia Saudita, de donde quiere volver con una sorpresa para Boca. Por si quedaban dudas, está además ahí Bullrich, con destino de Seguridad, pese a que se resistía y prefería que le pasaran ese fierro siempre caliente a Ritondo o a Petri, su compañero de fórmula, en busca de nuevo destino. Pero la conversión de dirigentes en funcionarios mete ruidos en el Pro por la confusión de roles entre acompañar y cogobernar.

Milei ganó plata e hizo que la ganáramos todos poniendo en la Ansés no a Píparo, por merecimientos que no son precisamente económicos, sino a uno con credenciales: el cordobés (y cavallista) Osvaldo Giordano, eficaz ministro de finanzas de Schiaretti y que manejó las jubilaciones provinciales. Schiaretti tuvo papel destacado en la entronización de Milei, especialmente porque con artillería psicológica de la usada por Massa, le reclamó al candidato perdidoso por qué no se definía en el juicio militante contra la Corte, que tendrá capítulo final la próxima semana con una duda: cómo votarán precisamente los dos diputados de Massa.

Un dato no menor en esta época: los designados no parece cargar con la mochila de patrocinadores empresarios. Se verá si Milei consigue colocar a Randazzo, aliado de Schiaretti, presidiendo Diputados o si al puesto va el macrista Ritondo. Otro dato importante: los gobernadores de Cambiemos juntarán el martes a todos sus legisladores para sostener la unidad de la coalición y evitar desprendimientos, aunque funcionen sin la coordinación de un interbloque.

Tan rápido Milei fue con la Corte, nombrando a Cúneo Libarona, como en la reconstrucción de los canales con el Papa o con China, que sus objetores ideológicos de la región insisten en ignorar: Lula, Evo, entre otros. O ese cura villero que mandó al Diablo a los fieles infieles por no votar a Massa. Hay cosas que no cambian. Como el capitán del espacio vacío, Biró, el de la epopeya salvadora que tan emotivamente relató Víctor Hugo Morales, cuando partió a la riesgosísima aventura de traer vacunas Sputnik desde Moscú.

Sigue habiendo de todo en esas urgidas trincheras lastimadas no tanto por la sorpresa Milei, sino más bien por la sorpresa Massa. Ejemplo: los lavagnistas Graciela Camaño y el Topo Rodríguez, a dos semanas de dejar la banca salieron a cargar contra su compañero de bloque, el infiel Randazzo, como miembro de la casta en busca de un cargo. El cura que se niega a ser cura con los no massistas, se ve, no está solo. Hace escuela.

Y si no, que lo diga Cristina, que evitó contaminarse con la foto de rigor con Villarruel, su reemplazo en el Senado, y, peor que peor, con más votos que su famoso 54 y pico por ciento. Se entiende: no se trata, precisamente, de una hija de la generación diezmada. También se entiende, pero recién ahora, lo que pasó con Fernández, que acaba de informarnos que “el mundo se complotó contra nosotros”. Léase bien: el “nosotros” alude a él.

Massa, también en afán de victimizarse, cita y confunde autores y sus poemas: a Federico García Hamilton, con otro Federico García, pero Lorca. Además de los confundidos con el Milei de esta semana, están los confundidos kirchneristas, convencidos de que no perdieron por la bronca de la gente sino porque sólo les faltó una mejor organización. Y no mucho, un poco nomás.