miércoles, mayo 1

La pelea que preparaCristina:mostrarse como candidata,alinear alPJ y desarticular a la oposición

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Durante los incidentes ocurridos en Recoleta el fin de semana, la Vicepresidenta exhibió su estrategia política. “Esto recién empieza”, confesó un ministro del gabinete nacional. Después, públicamente Andrés Larroque dejó trascender que el kirchnerismo mantendrá la vigilia y seguirán las marchas: “Hagámonos la idea de que esta va para largo”.

Faltan doce meses para las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y Cristina Kirchner da señales claras de que tiene un plan político bien definido: mostrarse como candidata para el 2023, alinear a buena parte del peronismo y desarticular a la oposición impulsando la suspensión de aquellas internas.

Como se ve, es una estrategia montada sobre tres ejes. El primero quedó en evidencia hace una semana: luego del alegato de acusación del fiscal Diego Luciani, la Vicepresidenta dijo que la Justicia, los medios de comunicación y Juntos por el Cambio la quieren proscribir; se calzó una gorra con la leyenda “CFK 2023″ y decidió instalar la ilusión de su candidatura.

Cristina Kirchner recién decidirá en mayo si efectivamente es candidata. Por ahora, le alcanza con dejar correr esa posibilidad. Le viene bien para salir del laberinto judicial e imaginarse un futuro. Y, para eso, el cristinismo salió a copar la calle y mostrar su fervor. “Haremos todo lo necesario. Esto recién empieza”, confesó un ministro del gabinete nacional.

La Vicepresidentajuega a todo o nada y maneja a la perfección la estrategia de crispar el clima político y polarizar. Y alguna militancia está dispuesta a fogonear su proyecto. Fueron unos pocos miles los que se acercaron al domicilio de la Vicepresidenta, pero bastantes para un operativo clamor y, al mismo tiempo, plantarle a Horacio Rodríguez Larreta un desafío en su interna. Todo sazonado con palabras de violencia (“qué quilombo se va a armar”, vociferan muchos cristinistas), que en rigor tienen la lógica de la revancha.

Cristina Kirchner saluda a la militancia en la puerta de Recoleta. Imágen ilustrativa (Foto: Télam)
Cristina Kirchner saluda a la militancia en la puerta de Recoleta. Imágen ilustrativa (Foto: Télam)

Cristina Kirchner sabe que encabeza un gobierno que, hasta ahora, realizó una gestión con altos índices de pobreza, atraso salarial, inflación y alto déficit fiscal (que solo Sergio Massa comienza ahora a recortar). Nadie se movilizaría para defender este modelo económico. Por eso, la idea de la supuesta proscripción es útil para generar esa adhesión: canaliza el ánimo de revancha contra los presuntos proscriptores y responsabiliza a los poderes concentrados de los fracasos de este gobierno.

El segundo punto de la estrategia de Cristina Kirchner consiste en identificarse con el peronismo. Eso es lo que hizo cuando, días atrás, dijo: “No se confundan, no vienen solo por mí, van por el peronismo”. Palabras que tienden a despertar un espíritu de resistencia, aunque no haya ningún ataque real.

Y el peronismo, por ahora, la deja avanzar. No hubo dirigentes de peso que se hayan desmarcado. Tal vez, los gobernadores e intendentes que no simpatizan con ella teman que, si la enfrentan, puedan sufrir recortes de transferencias. Quizás esperen al año próximo para ver si Cristina Kirchner se deteriora aún más en las encuestas. Pero a ella, por ahora, le es suficiente.

El tercer eje de la estrategia es simple: mientras Cristina se muestra como candidata, busca desarticular a la oposición e impedir que se organice. A eso apunta el trascendido de que se podrían suspender o derogar las PASO. Ella, única candidata, no necesita internas abiertas. Tampoco las precisa Javier Milei, candidato único de su espacio. Para la izquierda nunca fue favorable.

Pero las internas abiertas son imprescindibles para dirimir las candidaturas de Juntos por el Cambio, un espacio que tiene muchos precandidatos con aspiraciones. Para derogar las PASO se necesita una ley del Congreso aprobada por mayoría de legisladores presentes en cada cámara. Es decir, mayoría sobre 37 senadores y sobre 129 diputados. Cristina Kirchner no tiene problema en conseguir esa mayoría en la Cámara alta. Y en JxC creen que el Frente de Todos, que tiene 118 diputados, podría obtener al apoyo de 11 legisladores. Hasta ahora, nadie en el Gobierno encaró negociaciones serias al respecto, ni en la Justicia ni en el Congreso. El tema no es menor, porque el Gobierno, si deroga las PASO, estaría cambiando las reglas de juego.

Sea cual sea el plan, en breves habrá que blanquear las cartas. Porque la Justicia es la encargada de organizar las elecciones y el cronograma, plagado de pasos intermedios, comienza bien temprano en 2023.