Massa intenta seducir al electorado K y Schiaretti va por el voto peronista que rechaza a Cristina

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El ministro de Economía enfrenta el desafío de mostrarse cercano a la Vicepresidenta y no perder atractivo entre los votantes del justicialismo no alineado con el Gobierno. Cómo siguen los acuerdos en Juntos por el Cambio.

Más allá de haber sido ungido como el candidato de síntesis del oficialismo a partir de su acuerdo con Cristina Kirchner y Alberto Fernández, Sergio Massa todavía enfrenta el complicado desafío de unificar a todo el peronismo detrás de su candidatura.

Mientras intenta seducir al kirchnerismo duro y a los movimientos sociales, más cercanos a la figura de Juan Grabois, el ministro de Economía parece asumir el riesgo de dejar crecer la oferta de la fórmula del PJ no K que encabezan Juan Schiaretti y Florencio Randazzo.

La propuesta principal de Unión por la Patria tiene dos motores: uno es Cristina Kirchner. Después de un cierre que dejó heridas muy profundas, la Vicepresidenta busca la unidad. En las últimas horas recibió en su despacho a su malogrado candidato, Eduardo “Wado” de Pedro, además de Daniel Scioli y Juan Manzur; y organizó reuniones con Massa.

Detrás de estos encuentros no hay amor ni convicción, sino necesidad de convivir para retener el gobierno nacional o, al menos, la provincia de Buenos Aires.

La alianza nacional Hacemos por Nuestro País tiene la pretensión de encarnar el peronismo clásico. (Foto: NA)
La alianza nacional Hacemos por Nuestro País tiene la pretensión de encarnar el peronismo clásico. (Foto: NA)

El otro motor de la estrategia es Massa, cuyo discurso se enfoca en la gestión y el ordenamiento. El tigrense no se moverá ni un ápice de allí. Su tarea, como ministro y principal interesado, es lograr una estabilidad económica que le brinde una oportunidad electoral: acuerdo con el FMI, alivio fiscal para las clases media y baja; paz cambiaria (las cotizaciones del dólar bajaron) y un congelamiento de precios forzado que permita contener el índice de inflación y lograr que, en agosto, se sitúe por debajo del 6 por ciento.

Sin embargo, el PJ sumó sobre el cierre de listas otra opción que busca posicionarse como una alternativa no K. Si bien Massa nunca fue considerado del riñón camporista, no puede dejar sus diferencias en evidencia. En cambio, la alternativa que proponen Schiaretti y Randazzo con su alianza nacional Hacemos por Nuestro País es clara: llegan con la pretensión de encarnar el peronismo clásico.

Randazzo ya se enfrentó en varias oportunidades con Cristina y en la lista también está Hilda “Chiche” Duhalde. Las encuestas les dan un lejano 5 por ciento de intención de voto, por lo que es improbable que lleguen a ser una opción mayoritaria en estas elecciones. Sin embargo, el apoyo que obtenga ese espacio Hacemos por Nuestro País serán votos de peronistas desilusionados con la gestión de Alberto Fernández, sufragios que Massa no puede darse el lujo de perder.

En cuanto a la oposición, la interna más competitiva sin dudas es la de Juntos por el Cambio. Por más que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich intenten minimizar la disputa, el choque es evidente.

Larreta, Macri y Bullrich, protagonistas de la interna opositora. (Foto: Twitter / Horacio Rodríguez Larreta)
Larreta, Macri y Bullrich, protagonistas de la interna opositora. (Foto: Twitter / Horacio Rodríguez Larreta)

El jefe de Gobierno porteño insiste en que el modelo de gobernar apoyándose en la mayoría solo lleva a la confrontación: dice que ese modelo fracasó. Eso le sirvió a Bullrich para elevar el nivel de tensión y decir -con cierta malicia- que Larreta es “un ventajero”, un calificativo que Mauricio Macri ya había usado con Massa.

Es decir que los “halcones” del PRO no sólo acusan a Larreta de ser amigo de Massa, sino también de ser parecidos. Y con un agravante: Bullrich sabe que Horacio no puede responderle porque si lo hiciera, desvirtuaría su discurso de diálogo y consenso.