Con una dura y cruda columna de opinión, el diario El País de España asegura que el divorcio entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner está bloqueando a la Argentina. “Argentina padece las consecuencias de un divorcio. Un divorcio no consensuado, de esos que llegan a los tribunales y la pasión de antaño es ahora gasolina para las más amargas disputas. El país sudamericano sufre las miserias políticas de una dirigencia que dirime sus peleas a viva voz”, sostiene el texto que lleva la firma del periodista Federico Rivas Molina.
“ El presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández de Kirchner, ya no se hablan. El mar de fondo es la rivalidad por el poder, pero también las diferencias del rumbo que ambos pretenden para Argentina. Y una pecado de nacimiento: Alberto Fernández fue ungido por Cristina Kirchner como candidato a la presidencia y a ella debe su sillón en la Casa Rosada. El experimento funcionó para evitar un segundo mandato de Mauricio Macri en octubre de 2019; pero la anomalía política que supone una vicepresidenta con más poder que un presidente ha sido un fracaso una vez en el Gobierno”, sostiene otro párrafo del escrito difundido por uno de los principales diarios de habla hispana de Europa.
Rivas Molina relata la secuencia de hechos que derivaron en una escalada de tensión dentro del oficialismo. “Hay dos grupos que creen tener el derecho a tomar las decisiones, dos líderes que reclaman tener el poder de decidir en última instancia”, dice Sergio Morresi, politólogo de la Universidad del Litoral. “Y aunque la Constitución argentina dice que el poder ejecutivo recae de forma exclusiva en el presidente, lo cierto es que esta vicepresidenta tiene poder propio más allá de su lugar institucional. Y es desde ese poder propio desde donde exige que se considere que el presidente está allí para cumplir un mandato popular del que ella (y quienes la apoyan) se sienten mejores intérpretes”, dice.
En el entorno del presidente, expresa el periodista de El País, no están de acuerdo con esta lectura de “poder prestado”. “ La crisis económica es acuciante. La inflación está disparada (ya supera e 50% anual), y el presidente considera que el acuerdo con el FMI es el primer paso hacia la salida. El kirchnerismo, en cambio, sostiene que nada buevo se puede esperar del FMI, y que es mejor alejarse lo más posible de Fernández mientras la Casa Rosada insista en avanzar sin remedio hacia el abismo. Si el Gobierno que integran fracasa, mejor estar lejos de la onda expansiva”.
¿Está Argentina, entonces, hacia una ruptura definitiva de la coalición de Gobierno? “No lo creo” dice Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía. “No le conviene a ninguna de las partes, porque fragmentaría el voto peronista y aseguraría, desde ya, una derrota electoral en 2023″, dice. Pablo Touzón, politólogo y director de la Consultora Escenarios, sí ve la posibilidad de una crisis terminal. “Hay una decisión tomada por parte del cristinismo: considera que desde las PASO [primarias] y la derrota de las legislativas la figura de Alberto Fernández no tiene liderazgo”, explica. Sergio Morresi coincide en que la crisis es “muy grave”, pero considera que “más allá de la voluntad de una parte de la dirigencia para que se terminen de romper lanzas, hay otros sectores, incluso en las bases, que están pujando por mantener la unidad del Frente de Todos”.
Entre esos sectores está el propio Alberto Fernández. Durante la última semana, la estrategia del presidente ha sido difundir la idea de que una fractura abre las puertas a un regreso de la derecha al poder, representada por Mauricio Macri. Macri es, para el peronismo, la consumación de todos los males. Fernández no habla con su vice, pero hace llamados desde los medios de comunicación. “Quien cree que eso tendrá algún efecto no tiene ni la más remota idea de cómo piensa la vicepresidenta”, dicen desde el entorno de Cristina Kirchner. La manifestación multitudinaria del 24 de marzo fue una evidencia de eso: el verdadero poder está en la calle y se puede exhibir. Y el rechazo al FMI fue la bandera.
En la Argentina, sin embargo, nadie tiene muy claro dónde está la salida del atolladero.
f: Diario el Matutino