Tras un forcejeo y una discusión, la mujer cedió e ingresó a su domicilio sobre la Avenida del Libertador, en frente del gran pulmón porteño. “Colabore conmigo. Sea una persona bondadosa, no alguien que viene a hincharme para jorobar. No le hago mal a nadie”, afirmó, disgustada ante el operativo que se desplegó.
Escuchando música en sus auriculares, la señora se negaba rotundamente a dejar su posición. “No quiero llevarla detenida. Vaya a su casa”, le pidió el efectivo policial, de buena forma. La anciana retrucó: “Espera hasta las 15.20. No contagio a nadie”. La policía solicitó personal femenino para lidiar con la situación sin llegar a recurrir a un arresto.
“El ejercicio de los derechos permite asumir los deberes”, afirmó Isolina Dabove, Especialista en Derecho a la vejez del Conicet, en una llamada telefónica con los periodistas de TN, que siguieron el insólito momento. Los argumentos de la mujer, quien es grupo de riesgo por su edad, fueron rotundos y repetitivos: “No contagio a nadie”, “yo me cuido”, “no soy una amenaza” y “no joroben”, fueron sus frases más fuertes.
A las 15.20, recogió sus cosas y emprendió la marcha para volver a su casa. Se puso guantes y barbijo, agarróla reposera y cruzó la Avenida con el semáforo en verde, motivo que puso en alerta a los efectivos que salieron en su ayuda. La travesía de la mujer que violó la cuarentena obligatoria concluyó con una escolta que la acompañó hasta la puerta de su residencia.
Si bien para la especialista Isolina Dabove, “la vitamina D es fundamental para que no se grave la osteoporosis”, un vecino de la mujer, Rolo Manzur, comentó a los conductores del noticiero que no se trata de la primera vez que esto sucede. “Ayer tuvo el mismo problema. La esperaron y la llevaron a la casa”, afirmó Manzur.