El ministro de Salud provincial pidió cautela y dijo que debe seguir avanzando la vacunación. Las actividades en espacios cerrados se deberán seguir realizando con un aforo del 70%.
Los encuentros en lugares cerrados pueden ser de hasta 20 personas.
La decisión del Gobierno nacional de terminar con el uso de barbijos al aire libre, entre otras normas preventivas que se habían implementado por la pandemia de COVID-19, no se replicará en Salta. Las autoridades locales resolvieron esperar hasta el 1 de octubre para tomar nuevas medidas. Hasta esa fecha están vigentes las últimas disposiciones sanitarias que se dictaron en la provincia.
«Debemos ser muy cautos y a los cambios lo vamos a analizar a futuro, a medida que sigamos avanzando con la campaña de vacunación», argumentó el ministro de Salud Pública, Juan José Esteban.
Los últimos datos indican que, entre las dosis recibidas y aplicadas, Salta es la provincia con menos proporción de vacunados del país; por lo que las autoridades están abocadas a achicar esa brecha.
Además, en consonancia con reconocidos especialistas locales, el también presidente del COE advirtió que no hay que perder de vista que en la provincia hay «un caso de Mu y dos de la variante Delta».
Desde el Ejecutivo hicieron foco en una de las principales medidas de prevención. Por ahora en Salta: «El uso de tapabocas o de elementos de protección que cubran nariz, boca y mentón es obligatorio para circular y permanecer en espacios abiertos y cerrados. También para ingresar o permanecer en locales comerciales y en medios de transporte públicos o privados cuando haya dos o más personas».
Además, en Salta continuarán los límites en la cantidad de personas que pueden permanecer en establecimientos abiertos o cerrados. Nación decidió que las actividades comerciales, industriales, religiosas, culturales, deportivas y recreativas pueden realizarse con 100% de aforo en espacios cerrados. En cambio, en Salta este tipo de lugares solo se podrán ocupar al 70 % de la capacidad.
Otra diferencia tiene que ver con las reuniones sociales. La provincia seguirá con un tope de hasta 20 personas en espacios cerrados y 50 al aire libre. A nivel nacional, en cambio, no habrá límites.
En lo que estarán en consonancia la Provincia y la Nación es en algunas disposiciones para locales bailables. Los boliches tendrán que respetar un 50% de aforo y la obligación de que los asistentes tengan las dos dosis de la vacuna. Para los que no completaron el esquema, Nación dio la posibilidad de presentar un PCR negativo, lo que en Salta no rige.
“En otros países no les fue bien”
Reconocidos
especialistas locales concuerdan con la decisión del Gobierno
provincial de no adherirse a las últimas disposiciones nacionales.
Advierten sobre la circulación de la variante Delta y la ocupación
actual del sistema sanitario. “Es una medida que no va en consonancia
con la realidad epidemiológica que estamos viviendo y no surge de un
informe científico ni médico”, advirtió Marcelo Nallar, gerente del
hospital Arturo Oñativia. El especialista aclaró que se puede avanzar en
una apertura gradual en esta etapa de la pandemia, pero recordó que la
ocupación hospitalaria aún es alta y que hay que monitorear el avance de
la variante Delta.
“No por COVID, pero sí por las patologías
crónicas que se descuidaron durante la pandemia. Si tenemos un pico con
la variante Delta, no tendremos dónde internarlos”, advirtió. Indicó que
en el hospital que gerencia actualmente hay solo una cama disponible en
terapia intensiva. “Sabemos que en otros países que tomaron esta
decisión no les fue bien. Tuvieron que retroceder por un rebrote brusco y
aplicar una tercera dosis”, resaltó.
En el mismo sentido se expresó
el infectólogo Antonio Salgado: “Tuvimos más de 5 o 6 casos de Delta, de
los cuales algunos no tuvieron nexo epidemiológico. Si no hay nexo, hay
circulación comunitaria”, destacó. El especialista indicó que solo es
“cuestión de tiempo” y explicó que “desde que el 1% total de los
positivos son de variante Delta, pasan de 4 a 6 semanas para que haya un
20% de prevalencia y de 4 a 6 semanas para que sea la cepa prevalente”.
Además, indicó que la transmisibilidad de la variante Delta es “como la
del ébola” y que en el país la secuenciación genómica -para identificar
cepas- es pobre