Cristina Kirchner y Alberto Alberto Fernández, la reconciliación imposible

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A pesar de las gestiones de buena voluntad de diversos mensajeros, la distancia entre el Presidente y la vice es cada vez más grande

Confidencial| Cristina Kirchner y Alberto Alberto Fernández, la reconciliación imposible

La distancia entre el presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Kirchner, es cada vez más insuperable a pesar de las gestiones de buena voluntad de diversos mensajeros.

«No, no se puede, Cristina se siente profundamente traicionada por un tipo al que considera que lo sacó del sótano para hacerlo Presidente. Encima, cada vez que parece que das un paso, uno de ellos se manda alguna para provocar al otro, no hay reconciliación», explica una fuente de esas que hizo un surco entre el Senado y la Rosada para acercar posiciones, infructuosamente.

«A ver, tampoco nos asustemos tanto. El Gobierno va a sobrevivir, llega hasta el final, la oposición no lo va a dejar derrumbarse, pero la gestión es lo que va a ser imposible», dice un massista en los pasillos del anexo de la Cámara de Diputados.

Justamente, esta Cámara legislativa es uno de los escenarios donde trata de moderarse el efecto de los combates. Sergio Massa tomó la posición de que los proyectos de ley que vayan a ser tratados, serán los que tengan respaldo de Juntos, de modo de no ir a una batalla perdida. No le conviene a Massa coleccionar derrotas, porque hoy, es el que sale indemne de la pelea y un posible beneficiario.

A pesar de las gestiones de buena voluntad de diversos mensajeros, la distancia entre el Presidente y la vice es cada vez más grande

A pesar de las gestiones de buena voluntad de diversos mensajeros, la distancia entre el Presidente y la vice es cada vez más grande

Cristina se aleja de Alberto y se acerca a Massa 

Cristina lo llama «Presidente» al dirigirse a él en un acto en el propio Congreso por los caídos en Malvinas, tiene un trato deferente que refleja la buena relación que el tigrense pudo cultivar con su hijo, Máximo Kirchner. Después de despreciarlo mucho tiempo, Cristina aprendió a valorar a Massa.

Pero, asimismo, esa cercanía no lo priva de una buena relación con Alberto Fernández. 

«No es que nadie confíe en Sergio, no estamos locos, pero ha desarrollado una capacidad de maniobra y articulación, no sólo entre nosotros sino también con la oposición, que no podemos desaprovechar», dice un albertista de la primera hora.

Alberto vs. Cristina: el fracaso de los «operadores de la paz»

Pero volviendo a la crisis del vínculo entre Presidente y vice, los «operadores de la paz» que trabajaron esta última semana, se siguieron quejando de las actitudes de ambos. «No te voy a decir que había conseguido mucho, pero cuando empezaba a charlar, Alberto designó a Ritacco y me sacaron carpiendo del Patria».

Nicolás Ritacco no es conocido para casi nadie, pero es un joven de cuna del albertismo de paladar negro, si es que eso existe. Protegido de Julio Vitobello, amigo del presidente y Secretario General de la Presidencia, Ritacco fue nombrado en ese mismo área como subsecretario de Asuntos Políticos, con el fin de articular a la Rosada con los gobernadores.

Después de despreciarlo mucho tiempo, Cristina aprendió a valorar a Massa

Después de despreciarlo mucho tiempo, Cristina aprendió a valorar a Massa

Pero en realidad esa es la función del Ministerio del Interior a cargo de Eduardo «Wado» De Pedro, camporista, cristinista puro. «Wado tendría que renunciar, opera para articular a los gobernadores con Cristina no con el gobierno», dicen cerquita del despacho del presidente y avalan la idea de que el tal Ritacco viene a resolver ese inconveniente. «Nos putean pero se quedan todos, nos obligan a armar un gabinete paralelo para no tener que rajarlos», se envalentona la fuente.

Furia kirchnerista contra Alberto

Obviamente la designación dinamitó conversaciones de paz en curso, justo el mismo día que el Presidente llamaba a hacer «terapia de grupo»

«Acá están jugando roles. Alberto se hace el bueno y el pacificador para victimizarse, pero cree haber descubierto que no necesita a Cristina y los suyos, entonces, bajo cuerda, también dinamita todo mientras llama a la concordia», explica un analista que nació y morirá en el PJ.

«Por otro lado, los kirchneristas juegan a los malos, porque es el rol que mejor les sale, porque eso les genera el respeto de las bases y porque realmente lo odian al Beto, vos lo sabés», prosigue el mismo veterano pejotista.

El cronista lo sabe. No ha escuchado entre los kirchneristas conceptos tan brutales sobre Mauricio Macri en su gestión, como los que hoy pueden escucharse sobre el presidente Fernández, burla y desprecio se fusionan en cada dedicatoria, sea sobre Alberto o sus aldáteres. 

ristina Kirchner y Alberto Alberto Fernández, la reconciliación imposible

rCistina Kirchner y Alberto Alberto Fernández, la reconciliación es imposible

Alberto vs Cristina: la batalla continúa

La semana pasada, cuando en algunos municipios de la Provincia de Buenos Aires, se celebraron elecciones internas de autoridades partidarias del justicialismo, Santiago Cafiero perdió la elección en San Isidro con una alianza entre La Cámpora y el massismo. Por primera vez desde los ’80, la familia Cafiero perdió la conducción formal del distrito. 

Los alegres ganadores entonaban endulzados por la victoria: «y ya lo ve, y ya lo ve, hoy nos comimos (no decía comimos, decía otra palabra muy parecida con connotación sexual, reemplazando una m con un g en la tercera letra de la palabra), a un Canciller».

El cantito podría ser parte de la euforia de un triunfo histórico, pero los camporistas se encargaron de mandárselo a todo el mundo en un audio de mensajería instantánea. De hecho, el cronista no estaba en el lugar, lo recibió durante la propia celebración de una fuente de La Cámpora que quería distribuir un mensaje. Te puede interesar

La batalla continúa, nadie puede saber hasta dónde va a llegar, pero ninguna de las partes en pugna quiere reconciliación, digan lo que digan, y si no estalla antes, las primarias de 2023, podrían ser el momento de la batalla más brutal.