Qué significa y de dónde viene la palabra «sarasa»

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«Yo también puedo empezar a sarasear hasta que esté», la polémica frase que el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo minutos antes de empezar a defender el Presupuesto 2021. Se lo dijo a Sergio Massa sin darse cuenta que tenía el micrófono abierto.

Sin advertir que tenía el micrófono abierto, el ministro de Economía y Finanzas, Martín Guzmán, cometió un blooper minutos antes de comenzar a defender el proyecto de Presupuesto 2021 en la Cámara de Diputados.

«Yo también puedo empezar a sarasear hasta que esté», le dijo Guzmán al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, sobre el archivo PPT de presentación que no terminaba de cargarse en las pantallas.

El micrófono abierto le jugó una mala pasada a Guzmán, que entre risas le expresó a Massa que hasta que no estuviera solucionado el asunto tecnológico iba a improvisar una introducción al tema.

El problema fue la palabra que eligió para referirse a esa demora. «Sarasear» es un modismo coloquial que se usa en Argentina para referir a un discurso vacuo, inconsistente e improvisado que muchas veces se utiliza para ganar tiempo.

Es un modismo muy local y no es la primera vez que esta palabra casi graciosa es parte del discurso de algún político. En la era Macri, tanto el expresidente como la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta solían usarlo para diferenciar sus logros de gestión de los del kirchnerismo.

“Esto no es sarasa”, solía decir alguno de los tres cada vez que inauguraban una obra.

La definición de la Real Academia no aplica al uso argentino: “hombre afeminado”, se lee en el diccionario por antonomasia.

En las definiciones locales “hacer sarasa» es “hacer polvo”. Esa explicación tampoco cierra, porque el término es más popular que académico.

Para la página web diccionario argentino la definición se acerca un poco más: cosas que una persona puede decir, las cuales pueden carecer de veracidad, importancia o coherencia. También sirve para descalificar la opinión de otra persona.

El blog especializado “Neo Lunfardo”, de Roberto Ruiz, parece dar más en la tecla: define a “zaraza” como un conjunto de “palabras sin sentido o que carecen de correlato o conexión con la realidad; argumentación vacua, discurso inconsistente o incomprensible”. Una especie de «bla bla».

Pero de dónde viene la palabra, es parte del modismo argentino, es de las palabras más conocidas del lunfardo argentino. Existen aproximadamente 6 mil términos y, según la Academia Argentina del Lunfardo, se agregan alrededor de 70 cada año.

«Los micrófonos abiertos confirman lo que ya todos sabemos: este es el Gobierno de la sarasa y mentira. Nos vienen saraseando desde que asumieron», soltó con sorna el diputado radical Luis Petri. Una vez que Guzmán finalizó su presentación y antes de proceder a responder las consultas de los legisladores, dedicó unos segundos a aclarar el sentido de sus dichos.

«Antes de responder me gustaría hacer una aclaración porque se está malinterpretando una palabra que le dije al presidente de la Cámara cuando estábamos preparando el PowerPoint. Estábamos hablando de ‘sarasear’, pero espero que se entienda que era entre nosotros en el contexto de esperar mientras se preparaba la presentación del PowerPoint. Espero que hayan apreciado la presentación y la forma responsable en que buscamos hacerla», explicó.

Pese a su explicación, las críticas en las redes no se hicieron esperar:

La página del ministerio de Cultura de la Nación explica que «el lunfardo es un producto de las lenguas de las corrientes inmigratorias de finales del siglo XIX y principios del XX y nace en el hacinamiento de los conventillos por la necesidad de comunicarse».

Pero sería tiempo después que a este tipo de habla popular se lo conocería como “lunfardo”. El 5 de septiembre de 1953 aparece el libro “Lunfardía”, del escritor argentino José Gobello, que rescata ciertas palabras y convierte el lunfardo en hecho lingüístico. De ahí que todos los 5 de septiembre se celebra el día del lunfardo.

La palabra “lunfardo” tiene su origen en el gentilicio “lombardo”, término que llegó a ser sinónimo de ladrón porque los lombardos fueron, en el siglo XVIII, usureros y prestamistas, actividades por entonces impopulares. Con el tiempo, lombardo derivó en lunfardo. Sin embargo, más tarde se descubrió que el lunfardo era compartido por grandes sectores de la población y que, lejos de ser un código marginal, había sido incorporado a la vida cotidiana y difundido a través de expresiones artísticas como el tango o el sainete.

Existen aproximadamente 6 mil términos, pero se trata de un número dinámico: algunos surgen y otros caen en desuso. La Academia Porteña del Lunfardo estima que aparecen unas 70 palabras por año.

«Aunque no de manera consciente, todos nos apoyamos en el lunfardo para comunicarnos. «Pibe», «macana», «chamuyo»,»laburo», «mina», «banquina», «guita», «trucho», «chabón» y «gil», son tan solo algunas de las palabras que el colectivo popular utiliza a diario. Y si bien el lunfardo es un fenómeno portuario y rioplatense, que hace a la identidad de Buenos Aires, lo cierto es que se ha extendido por vastas regiones de la Argentina e incluso ha trascendido las fronteras», ejemplifica.