martes, abril 30

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA💫

Juan 1,35-42:

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»

Palabra del Señor
💫 MEDITACION DEL EVANGELIO💫

Juan 1, 35-42.

💫¿Dónde vives?

1) Jesús pasaba:

Es la situación de aquellos que son testigos y ven a quien cambia vidas. Cuántas veces pasa Jesús por tu vida. Cada vez que amaneces y ves la luz del sol, es que pasa por tu vida. Cada vez que miras a las personas que amas y te animas a seguir allí, es allí donde Jesús pasa por tu vida. Cada momento en el que sentís que estás feliz por lo que hiciste, Jesús pasa por tu vida. Cada vez que miras para atrás y ves cuántas situaciones difíciles pasaste, Jesús pasa y con esto vos también sos testigo.

2) Siguieron a Jesús:

El seguimiento es desde la experiencia de encontrarse con Jesús. Uno no puede seguir a alguien que no le atraiga, como así también uno no puede amar a alguien que no conoce. Es por ello que la vida cristiana es un camino y un proceso. Es ir conociendo a Jesús a través de tu diálogo y oración personales, a través de los sacramentos y a través de la formación, como también en la ayuda a los demás, en el servicio. El descubrir a Jesús puede cambiarte la vida y la mirada de la vida porque esto es conocerlo. Conocerlo es cambiar y vivir con Jesús el cada día.

3) Cuatro de la tarde:

Ese encuentro les caló hondo a los discípulos, tanto que se recordaban la hora. Esa experiencia que vos podés tener con Dios es tan fuerte y única que puede llevarte a un antes y un después. Permitime hablarte a vos que me escuchas en una cama de un sanatorio o de un hospital; a vos que me escuchas en una cárcel cumpliendo una condena; o a vos que estás tratando de recuperar a tu familia… o a vos hermano sacerdote que no sabés cómo seguir y te sentís cansado por tantas cuestiones pastorales o curiales. Quiero decirte que vuelvas a vos y recordés aquella vez que experimentaste ese encuentro con Jesús o simplemente aquella vez que te sentiste tan feliz y tan contento que te querías comer este mundo. Hoy anímate a seguir esta aventura de ser feliz con Dios, ¡¡vamos!! Algo bueno está por venir.