Bullying: cuando tu hijo es el acosador

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Cómo es el perfil de los niños que acosan física o psicológicamente

Excluir o menospreciar a los niños diferentes en el colegio es una práctica habitual desde los pequeños comienzan a relacionarse. Con más o menos intención y maldad, deciden aislar al débil o divertirse a su costa alentados por el refuerzo del grupo.

Las redes sociales han contribuido a aumentar la intensidad de los casos y han dificultado la capacidad de los pequeños para superar estas situaciones, que ya no solo se circunscriben al aula o al patio del colegio, sino que continúan en casa a través del celular.

Del mismo modo que los padres del niño acosado pueden desconocer lo que está ocurriendo en sus redes, los padres del acosador tienen aún menos indicios para saber que su hijo está ejerciendo la violencia sobre otro.

No existe un perfil concreto de acosador. En general, se trata de personas con escasa sensibilidad hacia el dolor ajeno y que no da muestras de empatía ni de compasión. Pero no es tan simple, ya que no son los más frecuentes. Por lo general, no son personas aisladas, forman parte de un grupo popular en una jerarquía superior en la cual ellos creen estar en el vértice.

No tienen por qué ser malos estudiantes o problemáticos, por el contrario, suelen tener grandes habilidades sociales y capacidad de influir sobre el resto. Muchos pasan desapercibidos, ya que pueden ser personas amables, simpáticas y que tienen mucha capacidad para relacionarse, pero que esconden una personalidad egoísta y que no tienen una preocupación sincera por los demás ni son amigos de sus amigos.

Cuando se les pregunta por qué lo hacen, delata la percepción de diferencia respecto a otros: “porque es un perdedor, porque se lo merece”. Sus comportamientos evidencian maldad y un grado de arrepentimiento nulo, y, muchas veces, esto ocurre porque nadie les ha dicho que están haciendo algo mal.

Por el contrario, los padres pueden llegar a percibir a sus hijos como líderes, sin saber que son líderes negativos que incluso se esconden en el grupo para liderar comportamientos malignos hacia otros y divertirse observando la situación.

Darse cuenta no es fácil: hay que ser muy sensible hacia el comportamiento de nuestro hijo, ser cercano a él. Si los padres tienen una actitud de superioridad o les importa que sean exitosos y populares, puede que hasta vean bien esos comentarios.

Especialmente cuando son pequeños, las perspectivas son buenas: una reacción a tiempo del colegio, la creación de equipos completos que comprendan el problema rápido y que redireccionen la actitud es fundamental. También necesitará apoyo psicológico que le permita mejorar su capacidad de relacionarse con los demás.

No todos los niños reaccionan igual. Aunque no hayan tenido esos ejemplos en casa, tienen posibilidades de desarrollar esos comportamientos, pero el contexto de valores con los que han crecido influye enormemente. Mientras que hay niños que se corrigen con facilidad a través de una sanción disciplinaria en casa y/o con ayuda de un psicólogo, otros no.

Fuente: Cuidate plus